MARTES, 16 DE ABRIL DE 2024

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Sergio Calderón Acevedo
Columnista

¡A robar, marrrrrr!

Lo anterior debe servir para que el próximo presidente ponga en orden al sector Defensa, el segundo más grande del presupuesto nacional. 

Sergio Calderón Acevedo
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Sergio Calderón Acevedo

Se hizo por fin público lo que todos sabían: que los militares roban. Es muy común que generales, coroneles y mayores tengan lujosos vehículos, extensas fincas, inmuebles de los mejores acabados en barrios de ricos. Y todo con modestos salarios que a duras penas les dan para mantener a sus familias, de las cuales muchas veces tienen que vivir lejos durante mucho tiempo. Los llamados “héroes de la Patria” prestan servicios de varias décadas para, finalmente, ser dados de alta con unas pensiones mejores que las del colombiano promedio, pero nunca para llevar el tren de vida que tienen muchos de los retirados.

Por supuesto que muchos de ellos han labrado sus patrimonios de manera honesta, y otros los han heredado, pues muchos militares provienen de familias acomodadas, con niveles altos de riqueza. Pero no es la mayoría. Tampoco se insinúa siquiera que todos pertenezcan al que ahora se denomina el ‘Cartel de los Camuflados’. Pero es evidente que durante décadas muchos militares deshonestos han aprovechado sus posiciones de poder y privilegios para lucrarse personalmente de varias maneras. Y muy pocas veces se oye de un proceso penal en su contra.

Cada día son más frecuentes las noticias de actos criminales cometidos por militares y ello debe ser motivo de enorme preocupación. Hace un par de meses se reveló que dos mayores del Ejército habrían robado millones de pesos en combustible de la Cuarta Brigada, para comercializarlos en beneficio propio.

Hace tres semanas, la Contraloría denunció el faltante de decenas de miles de millones de pesos de la Agencia de Logística de las Fuerzas Militares, la cual se encarga, ni más ni menos, de los suministros y las compras del sector Defensa. Esta agencia, ubicada en un lujoso edificio del Chicó, en Bogotá, maneja la friolera de más de medio billón de pesos, lo cual la convierte en un objetivo apetecido de la corrupción.

Para colmos, ahora se sabe que la Fuerza Aérea Colombiana adquirió repuestos de segunda mano, para aviones que ni siquiera tiene este cuerpo armado. Este caso también fue alertado por la Contraloría General y no por los mandos de la FAC ni del Ministerio de Defensa.

También se supo de robos con falsa contabilidad en el siniestro rubro de ‘gastos reservados’: supuesta compra de información falsa a falsos informantes, para que unos oficiales roben miles de millones de pesos que escapan el control de cualquier supervisor, porque todo está amparado por reserva, por supuestos motivos de seguridad nacional.

Hay robos y corrupción por montos muchísimo mayores, especialmente en compra de armamento, de juguetes de guerra, de helicópteros, como ocurre en todo el mundo. Por eso, además, hay que empezar a buscar cuentas ocultas en Andorra, Londres o las islas Guernsey.

Todo lo anterior debe servir para que el próximo presidente ponga en orden al sector Defensa, el segundo más grande del presupuesto nacional. Allí encontrará mucha corrupción y desperdicio, pero también miles de millones de pesos para recortar, lo cual permitirá cumplir la promesa de reducir los impuestos y de exigir resultados a las Fuerzas Armadas.

Pero hay que hacerlo con cuidado, recordando que los beneficiados de este vulgar saqueo están armados, como cualquier banda criminal.

Sergio Calderón Acevedo
Perito financiero y docente
sercalder@gmail.com

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