El crecimiento mensual del IPC (0,93 por ciento) estuvo impulsado fundamentalmente por el crecimiento de 2,25 por ciento en los precios del grupo de alimentos y, en menor medida, por el incremento de 0,55 por ciento en los precios de la vivienda.
Así, en lo corrido del año, el IPC total ha aumentado 5,11 por ciento, lo que implica que la inflación observada hasta mayo ya representa el 113,65 por ciento del punto máximo del rango meta establecido para el cierre del año.
Aunque se puede decir que la aceleración de la inflación total se debe a factores transitorios que han alterado la oferta de algunos tubérculos y hortalizas (el clásico choque de alimentos que tiende a corregirse rápidamente), la inflación sin alimentos también presenta una preocupante aceleración.
En el último año, el IPC sin alimentos ha aumentado 4,81 por ciento y en el periodo diciembre 2007 a mayo 2008, la tasa de crecimiento asciende a 2,95 por ciento.
Como proporción del límite superior del rango meta, este crecimiento en lo corrido del año representa el 65,61 por ciento, levemente superior al valor del mismo período del año pasado, cuando se ubicaba en 57,32 por ciento.
Aunque esta aceleración del ritmo de crecimiento de los precios no parece consistente con la desaceleración que ha presentado la economía colombiana en los primeros meses del año, hasta el momento no hay señales de un desborde significativo.
Lo anterior significa que para alcanzar la meta de fin de año, se requiere no solo el ajuste en los precios de los alimentos (que es probable), sino también el ajuste en la inflación núcleo, una caída en las presiones inflacionarias derivadas de la demanda (cuya probabilidad es más baja).
La pregunta que se hacen muchos ahora es si el Banco de la República esperará a recoger mayor información sobre la actividad económica para el segundo semestre o si procederá a incrementar su tasa de interés de intervención nuevamente en su próxima reunión.
Cálculos de Corficolombiana señalan que, dados los niveles de actividad económica e inflación actuales, la tasa de interés de intervención debería estar en un rango de 10 a 10,5 por ciento, esto es, una tasa de 25 a 75 puntos básicos superior a la actual.
No obstante, existen razones para pensar que el Emisor va a mantener la tasa de interés de intervención estable en sus próximas reuniones.
La primera, más política que económica, hace referencia a la tasa de cambio. Los niveles actuales de tasa de cambio (cerca de 1.700 pesos por dólar) limitan el espacio de acción de la Junta Directiva del Banco de la República.
A medida que el peso se fortalece y los controles administrativos resultan efectivos para frenar la inversión de portafolio, pero poco efectivos para frenar la inversión extranjera directa en algunos sectores económicos, un incremento adicional de la tasa de interés se hace complicado en términos políticos.
Según cálculos de Corficolombiana, en los niveles actuales de tasa de cambio (y dadas las condiciones internas y externas), un incremento adicional de 25 puntos básicos en la tasa de interés de intervención se traduce en una reducción de 16 a 20 pesos en la tasa de cambio.
En otras palabras, una acción de política monetaria de esta magnitud podría implicar una tasa de cambio alrededor de los 1.680 pesos por dólar.
En segundo lugar, la actividad económica continúa perdiendo dinámica, hecho que deberá reflejarse eventualmente en menores presiones inflacionarias derivadas de la demanda.
Como se ha mencionado en artículos anteriores, sectores como la industria y el comercio ya presentan tasas de crecimiento bastante por debajo de las registradas el año pasado. Esto sin contar el comportamiento reciente de la confianza, que señala la continuidad de esta tendencia.
De esta forma, es probable que la inflación básica presente correcciones en la segunda mitad del año. Este fenómeno, más que un argumento para pensar en un eventual recorte de tasas, podría servir como una excusa para no llevar a cabo alzas adicionales.
Parece entonces, que lo más probable es que el Banco de la República, limitado por las distorsiones que genera el actual proceso de apreciación del peso, decida mantener su postura de política monetaria en sus próximas reuniones, a la espera de nueva información que le permita obtener un mayor grado de certidumbre frente a la desaceleración económica y su impacto en el nivel general de precios.
Si este es el camino correcto o no es algo que solo se sabrá al finalizar el año. Es un hecho que la actual meta de inflación no se va a cumplir.
Ahora la tarea debe enfocarse en garantizar la mínima desviación frente al límite superior, hecho que será fundamental en la formación de expectativas y de precios en el próximo año.
Finanzas
11 jun 2008 - 5:00 a. m.
Tasa de cambio distorsiona la política monetaria
En mayo, la inflación sorprendió nuevamente a analistas y autoridades económicas al ubicarse por encima de los niveles esperados.
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