Desde el año pasado, no han logrado recuperarse de la caída que ha tenido el bolívar, divisa que en los últimos meses alcanzó los índices más bajos de toda su historia.
Muchos de los llamados cambistas aseguran que la 'invasión' de venezolanos a finales del 2008 no les favoreció en nada, porque la mayoría de pagos se hizo con tarjetas. También confirman que en el primer semestre de este año los volúmenes de transacciones han bajado un 40 por ciento, con respecto de la cotización de diciembre pasado.
"La oferta de bolívares ha disminuido y, por consiguiente, no hay tanta afluencia de compradores en las casas de cambio, menos ahora que se cotiza a sólo 0,33 centavos de peso para la compra y 0,34 para la venta. Con un bolívar tan bajito se vería atractivo ir a comprar a Venezuela, pero tampoco se ha notado allí la demanda", confirma José María González, vicepresidente de Asocambios en Norte de Santander.
Jorge Rueda, cambista que tiene su puesto callejero en el sector de El Escobal, en la vía a Ureña (Venezuela), confiesa que las ganancias personales también se les han reducido, pues de 10 puntos que antes se le ganaban a cada bolívar que cambiaban, ahora sólo le pueden sacar uno de ganancia.
Se estima que en esta zona de frontera los cerca de 500 profesionales del cambio e informales realizan transacciones cercanas a los 1.500 millones de bolívares diarios (unos 500 millones de pesos), cuyo monto podría haber disminuido en los últimos meses, debido a la depreciación de la moneda venezolana, que en el presente semestre obtuvo la cotización mínima de 0,31 centavos de peso.
Pero la caída del bolívar, en vez de ocasionar el retiro de los cambistas de su actividad, lo que ha hecho es que aumente el número de personas que se dedican al cambio de divisas en el área metropolitana de Cúcuta, sobre todo, en los alrededores de los puentes internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander.
"A diferencia de otras regiones del país, donde la disminución ha sido notoria, aquí va creciendo. Seguimos sin explicarnos, no sabemos qué atractivo hay, pero sí hay un crecimiento, sobre todo en la zona de los Sanandresitos el aumento es notorio", confirma González.
Con la baja del bolívar, el comercio de Cúcuta también ha perdido algo de mercado, que se traduce en una afectación de entre el 20 y el 30 por ciento, pues la ciudad ya no depende tanto de la presencia del venezolano y económicamente se defiende con los clientes nacionales.
"Antes, la proporción del comercio de Cúcuta era de 70 venezolanos y 30 colombianos, mientras hoy es 70 por ciento regional y 30 por ciento extranjero", asegura Pedro Sayago, director ejecutivo de la Cámara de Comercio.
En cambio, a la industria que exporta e importa productos no le afecta la depreciación del bolívar, pues la moneda venezolana en la frontera se rige por la tasa de cambio paralela, es decir, la que está por fuera del control de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi).
ARTURO PEÑALOZA PINZÓN
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
CÚCUTA