El Catastro Distrital dio a conocer en días pasados el Censo Inmobiliario de Bogotá, vigencia 2018, en el cual destacó que la mayoría de los predios de la ciudad son de propiedad horizontal.
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De hecho, reveló que el 64,9% de ellos están en esa categoría y ocupan solo el 14,8 por ciento del terreno urbano, mientras que 35,1 por ciento no son de ese tipo y ocupan el 85,2 por ciento.
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De esta forma hay un hecho contundente: la densificación de la ciudad –es decir, su crecimiento en altura– es un hecho ineludible de su desarrollo urbano, aunque no es un fenómeno exclusivo de la capital, pues Cali, Bucaramanga y Cartagena son otros ejemplos de ello. Medellín, que se suma a la lista, tiene una situación geográfica que ha hecho que crecer horizontalmente sea algo natural.
Estos cambios impactaron la agenda de las compañías edificadoras, que han adaptado sus iniciativas, en parte, a la falta de suelo urbanizable. Por añadidura, ha sido importante ser eficientes para crecer en altura –como en Medellín– y para implementar propuestas de renovación urbana, con los respectivos ajustes en los planes de ordenamiento territorial (POT).
SE CONFIRMA TENDENCIA
La demostración de la dinámica, no solo en Bogotá sino en el país, también se confirmó en el reciente Censo de Edificaciones del Dane, en el cual, a pesar de la caída de 7,7% en el área nueva iniciada para construcción el año pasado frente al 2016, comenzaron obra proyectos que sumaron casi 18 millones de metros cuadrados.
De ese metraje, más del 8% es de oferta en altura para usos como oficinas y hotelería, entre otros, aunque prevalece el residencial, con 75,5% de participación. Sin embargo, al separar esta en casas y apartamentos, los segundos ocuparon el 61,8% de lo que inició construcción en el 2017, contra el 13,7% de las casas, de las cuales cada vez hay menos y las que quedan, podrían dar paso a planes de renovación.
Según Roberto Moreno, presidente de la constructora Amarilo, “desde hace un tiempo estamos adaptándonos a un cambio en el desarrollo urbano y, en el caso de la capital, gradualmente pasamos de una ciudad vertical a una horizontal, donde hay muchas casas y manzanas que tienen el potencial de ser desenglobadas para convertirse en edificios de 20 o 30 pisos”.
En línea con esto, el empresario recordó cómo el Decreto 621 del 2016 apuntó en esa dirección, ya que avala la renovación en zonas donde hay transporte masivo. “De esta manera, se logra una mejor ciudad, claro, de la mano de un POT ajustado a sus necesidades”, señaló.
NORMAS AVALAN PLANES
De hecho, como complemento a esta norma, en noviembre pasado se expidió el Decreto 595 que ratificó y ajustó esta figura en dos corredores importantes de la ciudad, como la Calle 80 y la Carrera 30. Allí, precisamente, Amarilo desarrolla vivienda en altura.
Sobre esto, Martha Moreno, gerente de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), regional Bogotá & Cundinamarca, destacó la importancia de que la ejecución de los proyectos esté acompañada de acciones urbanísticas, que incluyan la densificación en áreas que, además, cuenten con el adecuado soporte urbano.
La dirigente gremial recordó que cuando fue expedido el Decreto 621, la regional –en un ejercicio de participación– sentó su posición ante la Administración Distrital: “Allí, manifestamos la necesidad de aclarar y resolver algunos temas y, por eso, con el nuevo decreto se fomenta el englobe de predios, se permite el acceso a mayores índices de edificabilidad, se homogenizan los perfiles y se facilitan los diseños arquitectónicos para genera un desarrollo con la calidad que la ciudad necesita”.
Portafolio también consultó a Andrés Arango, socio fundador de la constructora Urbanum, quien recordó que el crecimiento horizontal ha sido todo un proceso, con sus pros y contras: “Hace 85 años, la ciudad tenía más de 270.000 habitantes. Hoy, son más de 8 millones con una historia compleja conformada por localidades perimetrales no formales y municipios que, en su momento, se anexaron; ahora, ocupan una gran porción del área urbanizable de Bogotá”.
Incluso, según Arango, muchas edificaciones en altura no cumplieron normas sismorresistentes ni tuvieron un proceso formal en planeación o en la curaduría. “Afortunadamente, con el tiempo, y tras las exigencias normativas, muchas de las construcciones de 20 y 30 pisos sí han sido desarrolladas por formales y cumplen los requisitos de ley. Algo clave en los procesos a futuro, si se tiene en cuenta que Bogotá es la novena ciudad más densa del mundo, con un desarrollo horizontal irreversible”, concluyó.
En Twitter: @GabrielFlorezG