El inicio de un nuevo año es propicio para reflexionar, sobre que pasó con el sector agropecuario el año anterior y pensar que puede suceder en el inmediato futuro.
Durante el 2014 la agricultura colombiana tuvo un comportamiento que no permite considerarla como una “locomotora” que decididamente haya contribuido al desarrollo nacional, pues su crecimiento durante el año ha sido inferior al de la economía (primer trimestre: 6,4% total vs. 6,1% del sector; segundo trimestre: 4,3% vs. 1,6%; tercer trimestre: 4,2% vs. 3,4%).
Entre enero y septiembre de 2014 la economía en general creció 5% mientras el sector agropecuario en su conjunto lo hizo en 3,6%. Es importante resaltar que ese relativo buen comportamiento agrícola está sustentado por 10,5% crecimiento en la producción de café, mientras otros cultivos crecieron 3,6%.
En este mismo período la producción de cereales disminuyó 5,1% y se resalta la consolidación de los cultivos permanentes: en el primer trimestre crecieron 7,7%, en el segundo 5,4% mientras que en el tercer trimestre 2,8%.
En el último trimestre del 2014 se presentó una pronunciada devaluación del peso lo que definitivamente pone a pensar sobre las perspectivas de la agricultura colombiana en 2015.
Los productos exportables como café, banano, flores, aceite de palma, entre otros, se verán beneficiados por cuanto obtendrán mayores ingresos y por supuesto mejorarán su rentabilidad y competitividad.
Para el caso de azúcar el alza del dólar permitirá afrontar, en una mejor posición, el descenso de las cotizaciones en el mercado internacional.
La devaluación del peso pone en una posición importante al cultivo de algodón. Por una parte, la subida del dólar disminuye significativamente el dinero con destino a cubrir el precio mínimo de garantía. Por otra parte, hay un mercado regional (Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia) de cerca de 350 mil toneladas que Colombia podría abastecer con buen precio y con calidad de fibra superior a la americana. El gobierno debe promover este desarrollo.
En términos generales los cultivos importables se deben ver beneficiados por el mayor costo de las importaciones lo que podría conllevar a una sustitución de importaciones por producción nacional.
Entre los importable es importante resaltar el caso del maíz. Por una parte, participa con cerca del 58% de las importaciones de cereales. Por una parte, su precio externo ha venido mostrando cotizaciones a la baja, lo que podría truncar un proceso de sustitución de importación por producción nacional. Además, se conoce que las empresas están ya buscando contratos de proveeduría con producción local.
Para el caso del arroz, a pesar del alza del dólar y la situación internacional aparentemente poco favorable, se presenta una coyuntura que hace prever una reactivación. Durante varios años, los rendimientos del arroz han disminuido, lo que sumado a la reducción de áreas ha llevado a un bajo nivel de existencias, a pesar de las importaciones legales y el contrabando. Esto hace pensar que la demanda y el precio tomarán tendencias ascendentes.
Y para hacer más critica la situación de oferta, Ecuador que ha sido un oferente de arroz legal e ilegal para Colombia y que ha planeado sus siembras para este mercado, se encuentra en una situación de crisis productiva que ha llevado a ese gobierno a pensar en importar arroz.
Por el lado de Venezuela, la situación política extiende un manto de incertidumbre sobre lo que pueda suceder en el sector arrocero que tradicionalmente ha enviado parte de la cosecha a Colombia, en forma ilegal primordialmente.
Por la alta utilización de insumos importados, los cultivos como papa y hortalizas podrían verse afectados con el alza de dólar, pero por otra parte podrán competir con posibles importaciones.
Durante parte de 2015 la ganadería colombiana continuará en la fase de retención de hembras, lo que llevará a un crecimiento del hato detectable hacia finales del año. Sin embargo, cuando termine la fase de retención, posiblemente en el segundo semestre, la mayor oferta podría incidir en los precios. Como situación para considerar, la producción ganadera seguirá contando con dos amenazas que perjudican su desarrollo: el contrabando y la inseguridad,
Durante el 2014, internacionalmente se presentaron altas cotizaciones en los productos lácteos que descendieron hacia finales del año lo que facilitaría las importaciones en 2015. Sin embargo, la devaluación del peso colombiano debe servir como escudo protector a las importaciones, lo que se debe reflejar en un incremento en el precio y eventualmente en la producción nacional.
La avicultura y la porcicultura, cuyas materias primas son importadas, obviamente tendrán un reajuste en costos de producción que se reflejarán en los precios al consumidor. Según Fenavi con dólar a $2.400 los costos de producción se incrementaran en 21%.
Finalmente, para el 2015 no se espera un cambio en la estructura de la producción agropecuaria, pues el café seguirá jalonando el sector. Por otra parte, las devaluaciones generalmente han favorecido el desarrollo agropecuario y de tiempo atrás era un clamor de los productores del campo, pero hay que reconocer que el consumidor tendrá un alza en el precio de los alimentos.
Luis Arango Nieto,
exviceministro de Agricultura.
larangon@gmail.com.