Como lo mencionaba en la columna anterior (Bases de una reforma pensional, publicada en este mismo diario), son varios los aspectos relevantes de cara a una reforma pensional en nuestro país. Hoy, analizaremos lo relacionado con la modificación en los subsidios del régimen público y la incidencia de esta variable en el pago de las mesadas a los futuros pensionados de Colpensiones. Asunto comentado por el presidente Duque, en su intervención en la asamblea de la Andi, realizada la semana pasada en Cartagena.
Primero, es importante recordar cómo opera actualmente la forma de cálculo en el régimen de prima media, administrado por Colpensiones. Son dos elementos esenciales: por un lado, el ingreso base de cotización, es decir el monto por el cual aporta el trabajador (dependiente o independiente) a la seguridad social, y, por otro, las semanas cotizadas durante toda la vida laboral, con un requisito mínimo de 1.300 hasta un máximo de 1.800.
Al combinar las dos variables anteriores, el trabajador obtendrá una mesada que oscila entre el 55 y el 80 por ciento del promedio de los últimos diez años o toda la vida, lo que más le convenga a la persona. Usualmente, el primero es el que genera mayor mesada.
Hasta el 2014, en el denominado régimen de transición, dicho promedio era hasta el 90 por ciento. La ley trató de corregir el desequilibrio del subsidio, pero está claramente demostrado que fue insuficiente, porque la fórmula actual continúa redistribuyendo inadecuadamente la ayuda pública.
De otra parte, hoy muchas personas aumentan su base de cotización en los diez años previos al cumplimiento a la edad de retiro. Con este aumento acelerado en la cotización, el trabajador incrementa la mesada en una gran proporción, logrando recibir el mayor subsidio por parte del Estado, sin que esto guarde proporción con el nivel de aportes real de toda su vida laboral.
Dicho lo anterior, quienes tienen altos ingresos, son los que reciben los mayores beneficios por parte del Estado, y esa es la gran inequidad que debe modificarse.
Pero, ¿qué alternativas tenemos como sociedad para corregir esa desviación en el futuro? Primero, quiero precisar que deberá existir un nuevo régimen de transición, es decir, un periodo de tiempo en el cual se respeten las condiciones actuales para quienes están relativamente cerca al momento de pensión, como ha sucedido en otros países, y en Colombia en su historia reciente. Asunto que trataremos en la próxima columna.
Volviendo a las opciones orientadas a dirigir el subsidio a la franja poblacional de menores ingresos, propongo el debate sobre las siguientes alternativas:
* Aumentar el promedio actual de 10 años a 25 años. Esto evitaría que las personas incrementen abruptamente su ingreso base de cotización, pagando las mesadas en proporción al ingreso reportado durante una buena parte de su vida laboral.
* Modificar la actual forma de cálculo, disminuyendo el porcentaje de mesada en los salarios altos. El tope de cotización actual (25 smmlv equivalentes a 19’500.000 de pesos) y el máximo de semanas, permite alcanzar 70,5 por ciento del promedio. De manera concreta, una nueva fórmula debe reducir drásticamente ese porcentaje, fijando un techo mucho menor para ingresos altos. En mi opinión, con un máximo por debajo del 50 por ciento para este público. Así las cosas, puede plantearse un mayor porcentaje (elemento técnico conocido como ‘tasa de reemplazo’), a quienes tienen menores ingresos y hacer una escala que disminuya en la medida que la base de cotización aumenta.
* En concordancia con lo anterior, es adecuado fijar un tope máximo de pensión inferior al actual, puede ser hasta de 8 smmlv equivalentes a 6’000.000 de pesos (que sigue siendo una tasa de reemplazo alta comparada con el resto del mundo), pero es sustancialmente inferior a la actual.
* Incentivar con mayor contundencia el ahorro con destino específico al retiro. Ante la realidad del decrecimiento del ingreso al momento de pensionarse, acentuado por una reforma pensional, es necesario motivar entre los asalariados e independientes la implementación de planes complementarios de pensión (pilar cuatro modelo del Banco Mundial). En otras palabras, será difícil para muchas personas la reducción de la mesada, por ello es muy importante generar instrumentos efectivos que faciliten construir una pensión adicional, a través del ahorro de largo plazo y con destino específico para la vejez.
En suma, será un reto emprender y sacar adelante una reforma estructural tan compleja y con tantas aristas impopulares. El gobierno tiene límite de tiempo para buscar el mayor consenso posible entre el Congreso, las centrales obreras, la academia, los fondos privados, el régimen público y la sociedad en su conjunto. Pero el hecho real, es que cada vez que se paga una mesada de alto ingreso, muchos pobres se ven afectados en vez de ser los beneficiados. Algo paradójico, demostrado por el incremento en el indicador de Gini.
He allí la necesidad de enfrentar como país una modificación a nuestro sistema pensional, con renuncias, pero con una mirada mucho más social y de sostenibilidad del modelo previsional. En próxima columna profundizaremos en las consideraciones de un nuevo régimen de transición, tema altamente sensible para un grupo importante de la población.
Marcelo Duque Ospina
Ph. D. Director CÓMO ME PENSIONO