A finales de 2017 el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea publicó un paquete de reformas regulatorias (Basel III: Finalising post-crisis reforms, december 2017) sobre las cuales se venía comentando desde hacía ya un par de años, aunque sin el detalle preciso.
(Lea: Basilea III)
Se conocía la orientación general que podían tener de ajustar la variabilidad excesiva en las cifras de los activos ponderados por nivel de riesgo (appr) entre bancos, y algunos de los problemas que intentaría corregir, como la falta de comparabilidad entre bancos y jurisdicciones, lo cual había afectado la confianza del mercado en los indicadores de solvencia.
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Esta segunda fase de Basilea III complementa las medidas de diciembre de 2010 que estuvieron orientadas principalmente a mejorar la liquidez y la suficiencia y calidad de capital regulatorio, es decir, consideraron básicamente el numerador de la relación de solvencia, definida como el patrimonio técnico sobre los appr (de crédito, mercado y operacional).
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NUEVO OBJETIVO
Ahora, el objetivo principal son estos appr (denominador) y para ello introduce mejoras en el tratamiento de los riesgos de crédito y mercado, la simplificación del tratamiento del riesgo operacional y la incorporación de suelos o parámetros mínimos para el cálculo de los appr (output floor) sensibles al riesgo y más robustos.
Adicionalmente, se propone la introducción de un coeficiente de apalancamiento para los bancos más grandes.
Con relación a la estimación de los riesgos, en el nuevo paquete de reformas se propone la revisión de los métodos estándar (SA) y de los modelos internos utilizados por las entidades (IRB), mediante una mayor gradualidad en los primeros, y la introducción de restricciones sobre las estimaciones que realizan los bancos con los modelos internos, de tal manera que estos tengan una medición más precisa al evitar la posible minimización de las ponderaciones de los activos y en consecuencia la subestimación del riesgo.
PONDERACIÓN
En el riesgo de crédito, las mejoras en el enfoque estándar, utilizan un método de ponderación por riesgo más detallado, en lugar de una ponderación por riesgo constante, especialmente para exposiciones relacionadas con bienes raíces, tanto residenciales (en el método estándar revisado las ponderaciones dependen de la relación préstamo a valor-LTV, y no como en el sistema estándar de Basilea II, que le asignaba una misma ponderación por riesgo a todos los préstamos hipotecarios para adquisición de vivienda) como comerciales y mediante la reducción de la utilización de calificaciones crediticias externas.
En los modelos internos se establecen niveles mínimos para la probabilidad de incumplimiento y otros parámetros (como la pérdida dada el incumplimiento) utilizados en el cálculo y se suprime la opción de método interno avanzado para exposiciones a instituciones financieras y grandes empresas y la utilización en exposiciones a renta variable.
Con relación al riesgo operacional, la simplificación se da con la adopción de un único modelo estándar para calcular el riesgo, en lugar de los métodos vigentes (enfoques de indicador básico, estándar y avanzado) y la adopción de una medida mejorada de los ingresos brutos del banco y de su historial interno de pérdidas en los últimos diez años.
Es importante tener en cuenta que en el marco revisado de IRB se introducen suelos para los parámetros estimados por el propio banco para calcular los appr, tales como la probabilidad de incumplimiento, la exposición al riesgo de crédito y la pérdida dada el incumplimiento.
De esta manera se limitan las ventajas de capital que un banco puede obtener al usar modelos internos en lugar de emplear el método estándar.
PÉRDIDAS Y VALORACIÓN
Otro tema que se ha tratado en Basilea III desde las primeras medidas adoptadas es el relativo a las posibles pérdidas por valoración a precios de mercado de instrumentos derivados, como consecuencia del deterioro de la solvencia de la contraparte.
Este riesgo que es conocido como riesgo de ajuste de valoración del crédito (CVA) causó grandes pérdidas a los bancos en la crisis financiera internacional pasada por lo que en la primera etapa de las reformas de Basilea III se introdujo un requerimiento de capital para posibles pérdidas por este tipo de riesgo.
Con la revisión establecida ahora se elimina el uso de los modelos internos en su cálculo, y se habilita el uso de métodos estándar y básico, los cuales se diseñaron para que sean coherentes con los métodos del marco revisado para el respectivo riesgo de mercado.
Las modificaciones anteriores en los enfoques de riesgo se complementan con la adopción de un coeficiente de apalancamiento adicional para los bancos más grandes con actividad internacional, los cuales deberán tener como mínimo el 3% de capital de nivel I (acciones ordinarias, beneficios no distribuidos y otras reservas e instrumentos de capital sin una fecha de vencimiento) respecto de sus exposiciones de dentro y fuera de balance, incluidos derivados, repos y otras operaciones de financiación con valores.
Se espera que estos cambios estén implementados el 1 de enero de 2022 como fecha límite para el método estándar revisado de riesgo de crédito y los marcos revisados IRB, CVA y riesgo operacional y de mercado.
El plazo para el coeficiente de apalancamiento viene desde el 1 de enero de 2018 para la definición actual, 1 de enero de 2022 para la definición de exposición revisada, hasta el 1 de enero de 2022 para G-SIB (bancos de importancia sistémica mundial).
La implementación de los output floor se programaron desde el 1 de enero de 2022 con el 50%, hasta el 1 de enero de 2027 con el 72,5%, con porcentajes de 55%, 60%, 65% y 70% para los años que van de 2023 a 2026.
Lo anterior significa que los cálculos generados por los modelos internos de los bancos no podrán ser inferiores en términos agregados al 72,5% de los appr calculados utilizando método estándar.
Eduardo Jara
Eduardojarabuitrago076@gmail.com