La entrada de alternativas más limpias de transporte a la renovación de la flota de TransMilenio en Bogotá tiene al Distrito y a los interesados en la licitación con opiniones encontradas.
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El debate se da, precisamente, luego de que la alerta amarilla por mala calidad del aire en la capital colombiana durara casi un mes y se levantara hace menos de dos semanas.
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Pese a que la Alcaldía de Bogotá ha manifestado en repetidas ocasiones su interés en la entrada de este tipo de alternativas a la flota de TransMilenio, los prepliegos no les dan grandes oportunidades a la entrada de este tipo de tecnologías a una licitación que tiene una duración mínima de 10 años, según argumentan los posibles oferentes.
Por ejemplo, la compañía fabricante de carros BYD a mediados del año pasado ingresó uno de sus vehículos eléctricos a la flota de TransMilenio para hacer pruebas y evaluar si sus buses podrían rendir igual que los que funcionan con diésel actualmente.
De acuerdo con Alberto Beltrán, gerente general y comercial de BYD Colombia, las pruebas han arrojado resultados muy positivos. “Instalamos unos dispositivos para hacer unas mediciones y revisar las fallas que podían presentar los vehículos. Las encontramos y ya las corregimos. Los buses rinden de la misma manera en las mismas jornadas en las que funcionan los otros buses, de 4 de la mañana a 11 de la noche”, explicó.
Pese al interés que tiene la compañía china en entrar con sus vehículos a la flota de TransMilenio, Beltrán aseguró que las posibilidades todavía son muy reducidas. “Lo que estamos viendo es que en la licitación no tenemos cabida los de energías limpias”, manifestó.
Según los prepliegos, entrarán a la flota aproximadamente 1.400 buses articulados y salen de las calles unos 1.162 vehículos. De esos automotores nuevos, 67% serán biarticulados y el 33% articulados.
Bajo ese panorama, la participación de las energías limpias no sería superior al 33%, teniendo en cuenta que no existen todavía vehículos biarticulados eléctricos que funcionen con este tipo de alternativas, aunque de gas sí.
Actualmente, la flota de TransMilenio funciona con tecnologías ambientales Euro II y Euro III, modelos que no se utilizan hace por lo menos 18 años en países de Europa. La nueva licitación exige Euro V como mínimo.
Ower Barreto, responsable de vehículos de Gas Natural Fenosa, afirmó que si bien el Distrito resalta que las energías limpias tienen puntos adicionales para el concurso, su participación sería marginal.
“En los documentos de los prepliegos no hay un claro desarrollo de cómo podríamos entrar con vehículos que funcionan con gas. Aunque nosotros somos proveedores y no los fabricantes de carros, ya hemos tenido varias reuniones con compañías extranjeras para entrar al mercado colombiano a través de la licitación”, explicó
Además del bus eléctrico que incluyó BYD, Gas Natural Fenosa, en alianza con Ecopetrol y TGI, también puso a rodar por las calles de Bogotá un biarticulado con la normativa Euro VI para demostrar las bondades de esa tecnología.
“El bus comenzó a operar a comienzos de marzo y los resultados fueron bastante optimistas. Por un lado, se redujo la emisión de CO2 en hasta un 30%, lo mismo que la emisión de partículas contaminantes, en un 99,9%”, resaltó el directivo. En cuanto a las dudas de si ese tipo de tecnologías son más costosas, Beltrán responde que efectivamente sí lo son, “pero hay grandes ahorros operativos”, aseveró.
De hecho, cálculos de Gas Natural Fenosa indican que “con los flujos de caja, mantenimiento de los vehículos, los operadores podrían ahorrar hasta $50.000 millones en los 10 años que dura la licitación, si se hace el cálculo con 200 buses”.
Al respecto, María Consuelo Araujo, gerente de TransMilenio recalcó que la licitación sí contempla los buses eléctricos y de combustión interna (gas y diésel).
“Lo que sí queremos es que se garantice la confiabilidad. No podemos poner en riesgo mover 2,5 millones de personas todos los días. Por eso, la flota debe ser combinada en sus tecnologías. Hay un incentivo para respirar un aire más limpio con una tecnología más amigable con el medio ambiente. Pero lo que necesitamos como ciudad es un sistema confiable, económico para los usuarios, pues no podemos aumentar la tarifa por la nueva tecnología”, concluyó.
María Camila González