El campo colombiano tiene un alto potencial para aportar en el impulso de crecimiento sostenible de la economía colombiana, dados la diversidad de suelos, climas y una población rural que mantiene vocación por generar alimentos e insumos para la agroindustria.
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Además, más de siete millones de hectáreas pueden incorporarse a la dinámica productiva de manera competitiva aprovechando desarrollos tecnológicos que hagan de la agricultura un negocio más rentable y menos riesgoso. Así, el sector agropecuario puede ser un motor de desarrollo cuyo impacto positivo supere el ámbito meramente rural. Esto requiere que la energía que mueva el motor sea de alta potencia, con enfoque de especialización regional, articulada con lo que demanda los siguientes eslabones o sectores de la producción y con priorización de intervenciones para mantener el motor prendido y en una adecuada velocidad.
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Dar ese paso en la dirección correcta es hacer del campo un compromiso de país donde se aseguren, entre otros, los siguientes aspectos:
1
Especialización productiva con enfoque territorial. El mejoramiento de la productividad y competitividad arranca con producir en los suelos con vocación adecuada para hacerlo.
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La tierra da de todo, pero cuando se trate de producir para mercados cada vez más competitivos es necesario hacerlo en las tierras que tengan las condiciones agroecológicas para obtener los mejores rendimientos. Así mismo,
es necesario promover cultivos a escala en zonas agronómicas homogéneas que facilite especializar zonas productivas, desarrollar el acompañamiento técnico y la prestación de servicios de apoyo para generar actividades a escala.
2
Modelo de Asistencia técnica y acompañamiento productivo. Uno de los elementos fundamentales que se requiere para lograr mejores y sostenibles resultados en la gestión productiva agropecuaria es garantizar la asistencia técnica y acompañamiento productivo a los productores, particularmente a los pequeños y asociaciones y cooperativas para asegurar que las prácticas culturales se llevan a cabo acorde con el modelo tecnológico adoptado. La falta de este servicio constituye hoy uno de los mayores cuellos de botella de la producción agropecuaria.
3
Modelo de aseguramiento rural con fuente de recursos estables. Invertir recursos al sol y al agua constituye un alto riesgo que debe ser mitigado. Debemos construir un modelo de aseguramiento que permita que el riesgo productivo pueda ser transferido adecuadamente a las aseguradoras, brindando incentivos a los productores para que aseguren sus inversiones rurales, lo cual sale más barato al Estado que destinar recursos para reponer infraestructura o aliviar deudas cuando la catástrofe ya se ha presentado. Es una decisión política que se materializa en recursos estables para este fin.
4
Desarrollo de vías secundarias y terciarias. Para conectar el campo con los mercados se hace necesario diseñar e implementar un Plan de Vías Secundarias y Terciarias que haga eficiente el transporte de los productos agropecuarios hacia los mercados internos y externos.
La mejor forma del Estado ganar gobernabilidad es haciendo presencia efectiva en las zonas rurales. Hoy los productores agropecuarios carecen en su mayoría de vías de acceso adecuadas para sacar sus productos.
5
Desarrollo tecnológico. La innovación debe ser el verbo rector en el sector agropecuario en los distintos eslabones de la cadena productiva. La nueva Ley de innovación agropecuaria brinda herramientas poderosas en este aspecto. Lo importante es construir una hoja de ruta que las materialice, empezando por cruzar la vocación de los suelos que ha hecho evidente la UPRA frente a los adelantos disponibles que tiene Corpoica.
6
Desarrollo de infraestructura de transformación y comercialización. La modernización del campo abarca también el apoyo a los productores y asociaciones de productores a programas de gran calado que se orienten a mejorar la infraestructura de transformación y comercialización de la producción agropecuaria.
Así, el esfuerzo productivo es sostenible y de mayor valor. El mejor ejemplo es el proceso de modernización que ha inducido la línea A Toda Máquina que ha implementado Finagro.
7
Inteligencia de mercados nacionales e internacionales. Uno de los mayores esfuerzos que se requieren en el sector es adecuar la oferta a las necesidades de la demanda tanto interna como externa. Es una tarea que se debe profundizar entre los ministerios de Agricultura y de Comercio. Hay que entender las nuevas tendencias y hábitos de consumo para saber qué producir de manera rentable.
8
Financiamiento agropecuario y rural. Es necesario profundizar las acciones para lograr que el financiamiento agropecuario y rural llegue de manera oportuna, adecuada y suficiente a los productores y empresarios del campo que les permita desarrollar sus proyectos dentro de su ciclo productivo.
Así mismo, debemos crear mecanismos para contar con mayores canales de atención que haga posible la ampliación de la cobertura del crédito de manera sostenible. El mayor reto es ampliar la cobertura y profundizar el financiamiento en el campo.
9
Programa de relevo general. Es urgente desarrollar un programa brinde incentivos en distintas áreas para que los jóvenes se motiven a continuar en el campo y siendo los artífices de la modernización del sector rural que lo haga competitivo y rentable.
Muchos jóvenes rurales terminan en las ciudades prestando servicios varios, con lo cual se pierde la posibilidad de aprovechar sus conocimientos y vocación rural.
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Fortalecimiento institucional para liderar el motor de desarrollo. Para avanzar hacia el logro de los propósitos anteriores es necesario fortalecer técnica y presupuestalmente a la institucionalidad agropecuaria desde una visión territorial, de tal forma que sea desde las regiones surjan los proyectos de transformación del campo, de donde se materialicen las iniciativas de mejoramiento de la infraestructura orientadas a generar cambios de impacto, positivos y durables en la rentabilidad económica y social del sector agropecuario.
En conclusión, hay que construir una ruta cierta con presupuesto asegurado (no solo del orden nacional sino también de las regiones) para lograr el sueño dorado de hacer del campo colombiano la despensa mundial de alimentos con mayor calidad de vida para los habitantes rurales. El campo está suficientemente estudiado, necesitamos dar los pasos adecuados para transformarlo.
Jesús Antonio Vargas O.
Economista- Administrador Público
jesusvargas.orozco@gmail.com