Luego de varios años de tropiezos técnicos y de situaciones complejas de seguridad para avanzar en su construcción, el Oleoducto Bicentenario, una de las obras más esperadas en el sector petrolero, está casi listo para bombear el primer barril de crudo con destino a la exportación.
Aunque a mediados de abril se estimó que el bombeo iniciaría en julio, la ejecución de algunos tramos finales, en especial el del cruce subfluvial en el río Tigre, en Arauca, hicieron que el arranque tomara más tiempo.
Sin embargo, luego de este paso se superara en la noche del 24 de agosto, la firma Oleoducto Bicentenario, encargada del proyecto, inició el llenado de la línea de 230 kilómetros y su gerente, Fernando Gutiérrez, reveló que ya se finalizó.
Añadió que, al ser esta línea de transporte más ancha que otras, requiere cerca de 1,2 millones de barriles (más de un día de producción), para quedar lista para bombear el crudo.
El directivo prevé que hacia mediados de octubre la nueva infraestructura, en la que se han invertido más de 1.600 millones de dólares, iniciará el bombeo de los primeros barriles.
Su capacidad máxima es de 140.000 por día, pero inicialmente será de 110.000 diarios, para adaptarse a los volúmenes que transporta el oleoducto Caño Limón Coveñas. “Estamos a días del comienzo”, señaló Gutiérrez al explicar que en estos sistemas se realiza el llenado y se va van ajustando los equipos a medida que va avanzando el crudo.
Luego se prevé que el Gobierno realice una inauguración oficial, ya que la inversión fue muy grande y por la importancia que representa para el país en materia de evacuación de crudos de las zonas más productoras, generando importantes ahorros en costos de transporte por carrotanque.
Esta primera fase incluye la tubería, las dos estaciones (Araguaney y Banadía), más otras obras en el terminal de Coveñas, donde se construyeron dos tanques con capacidad de almacenamiento de 600.000 barriles.
Aunque en la zona de influencia del proyecto hay una producción importante de crudos livianos, este se mezclará con petróleos pesados.
Ómar G. Ahumada R.
Economía y Negocios