En 2015, las exportaciones completarán su tercer año consecutivo en descenso. El golpe de la caída del petróleo aún está lejos de ser compensado con las ventas de bienes no minero energéticos.
Para lograrlo, es necesario trabajar en una gran variedad de frentes que le permitan al país ser más competitivo y llegar a más mercados.
Sobre este y otros temas, habla el presidente de la Asociación de Comercio Exterior (Analdex), Javier Díaz Molina.
¿Cómo ve el panorama actual?
Hay un contexto internacional difícil, porque hay una menor dinámica de muchas economías, con menos demanda de petróleo y sobreproducción al mismo tiempo, lo cual se refleja en una caída de los precios. Eso indudablemente nos está afectando, porque Colombia, que había concentrado el 70 por ciento de sus exportaciones en el sector minero energético y un 55 por ciento en petróleo, quedó en una situación compleja. Lo positivo es que hay oportunidades.
¿Por ejemplo?
A Colombia le corresponde convertir la crisis del petróleo en una oportunidad para sectores no minero energéticos. Creo que tuvimos una enfermedad holandesa, porque concentramos nuestras exportaciones y nuestra actividad en el sector del boom y descuidamos lo otro. Darle la vuelta tomará tiempo, pero es necesario hacer la tarea.
¿Cuál es esa tarea?
Hay que trabajar en muchos frentes al mismo tiempo. Primero, Colombia tiene que ver cómo mejora su competitividad. Hay varios temas: la última reforma tributaria golpeó muy fuerte al aparato productivo, quedamos con unas tasas impositivas que nos sacan de competencia. El promedio de tributación en Colombia, cuando se suman impuestos nacionales y territoriales, es del 75 %, el promedio en la región es de 53 % y en el mundo es 43 %. Hay que ver cómo disminuimos esa carga, si no, la inversión se va a ir a otros países. En energía hay unos costos muy altos, los fletes internos de transporte también lo son, y si bien el país está mejorando la infraestructura vial, hay que trabajar en logística.
En logística, ¿qué debería hacerse?
Es necesario trabajar en multimodalismo para contar con navegación por el río Magdalena y ferrocarril. Pero aparte del transporte, hay que eliminar los tiempos muertos, por ejemplo en el país las inspecciones toman hasta 5 días, mientras que son solo 2 en los países con los que competimos.
Otro punto es la facilitación, creo que vamos a tener un buen Código de Aduanas a finales de este año, pero hay otros instrumentos que necesitamos, como el Operador Económico Autorizado, un centro de conexión de carga internacional en Cartagena para aprovechar la posición geográfica.
Con todos esos elementos, podremos trabajar en la oferta exportable.
¿Qué posibilidades hay?
En agroindustria, el mundo demanda alimentos y el país puede jugar un rol importante. Pero hay que definir el modelo de desarrollo agrícola, cómo pueden convivir esquemas como el de la economía campesina con grandes proyectos agroindustriales de cara al mercado internacional. Por otra parte, tenemos que ver cómo nos conectamos con las cadenas globales de valor. Un ejemplo es México, que ha desarrollado unos parques industriales en los cuales atraen un inversionista ancla que genera dos anillos de proveedores. Un instrumento para replicarlo son las zonas francas, pero necesitan libertad y que no haya cambios de reglas, que sean el articulador entre el aparato productivo nacional y las cadenas globales de valor.
¿Qué oportunidades ofrecen?
El Gobierno tiene una meta de US$30.000 millones de exportaciones no minero energéticas, de las cuales US$21.000 millones son bienes y US$9.000 millones servicios. Estamos en US$16.000 millones en bienes, de manera que hay que generar US$5.000 millones nuevos. Las zonas francas han dicho que, si les facilitan el trabajo, pueden asumir el 50 % de esa meta, es decir, US$2.500 millones, siendo el articulador entre el aparato productivo nacional y las cadenas globales de valor. Por otro lado, hay que repotenciar el Plan Vallejo para un esquema de servicios. Ese reto se puede lograr, porque es distinto generar una dinámica exportadora con dólar a $1.800 que con dólar a $3.000. Están dadas las condiciones para que Colombia dé el salto en exportaciones, pero es necesario arreglar la casa.
Las cifras de comercio son poco alentadoras…
Estamos en una gran dificultad. En 2012 exportamos algo más de US$60.000 millones, y la cifra se ha reducido por efecto de la caída de los precios de los bienes básicos. Al tiempo, las importaciones no cayeron en esa magnitud, con lo cual generamos un déficit de algo más de US$6.000 millones, algo que nunca había ocurrido y que habrá que resolver. Dicen que ese papel lo cumple la tasa de cambio, pues a medida que sube se encarecen las importaciones y las exportaciones deberían volver a subir y así se cierra la brecha. Es así, pero a ese mecanismo hay que ayudarlo.
En materia de mercados, ¿cómo está el panorama?
Hay dificultades para retomar la senda de crecimiento si se ven los mercados a los que tradicionalmente iban los bienes no minero energéticos, que eran Venezuela, Ecuador y Perú, también golpeados por las materias primas, así que hay que buscar otros destinos. Es necesario trabajar para crecer en Estados Unidos, la Unión Europea y Centroamérica. EE. UU. es la prioridad para exportaciones no minero energéticas, le sigue Europa, hay que desarrollar oferta exportable a Asia, y Colombia está en mora de desarrollar una estrategia política y comercial con África, a donde hay empresas que individualmente se han ido y han tenido éxito.
¿Qué ha pasado con los TLC?
Hay la tendencia de atribuirle todos los males de la economía a los TLC, pero no son un fin ni una política, sino un instrumento. Colombia decidió internacionalizar su economía en los 90, bajó aranceles y barreras, pero rápidamente se dio cuenta de que los socios no lo hacían y hubo que negociar. Con el instrumento logro acceso a mercados, pero no me exime de hacer la tarea en los otros frentes. Definimos una agenda interna pero no la desarrollamos, en parte porque no se necesitaba porque teníamos el ingreso del petróleo, nos sentimos ricos y no vimos la necesidad de desarrollar otras fuentes de ingreso. Ahora, la tenemos que desempolvar, porque no hemos hecho nada para aprovechar el acceso. Yo estaría preocupado en esta situación si no tuviéramos TLC porque ya todos nuestros competidores lo tendrían. Es urgente trabajar en temas sanitarios, fitosanitarios, certificaciones, entre muchos otros aspectos.