Desde hace dos décadas ninguna economía en el mundo viene registrando tasas de crecimiento como las de China, pero este año, por primera vez y presionada por la crisis financiera mundial, la inflación, las altas tasas de interés y las catástrofes naturales, el gigante asiático verá cómo su Producto Interno Bruto, PIB, se moderará y entrará la desaceleración ya descrita.
La economía china, de moda en los últimos años por los grandes volúmenes de mercancías que exporta, pero que también consume, está llena de superlativos: es la sede de los Juegos Olímpicos que se inician en diez días, tiene 1.300 millones de habitantes que representa el 20 por ciento del total mundial. También es el mayor consumidor de cereales, carne, carbón y acero, y después de Estados Unidos, es el principal consumidor de petróleo con 8 millones de barriles diarios.
En China existen 600 millones de teléfonos celulares activados, (todavía no llega a la mitad de la población) y consume el 13 por ciento de la energía mundial.
Esos datos, complementados entre otros con 18.000 kilómetros de costas, 1,2 millones de kilómetros en carreteras y 100 ciudades con más de un millón de habitantes, hacen pensar que al gigante asiático tiene todavía mucho para continuar creciendo y convertirse en unos 20 años en una de las dos grandes potencias mundiales.
Sin embargo, y a pesar de haber registrado notable crecimiento, China todavía registra problemas propios de los países del tercer mundo como altos niveles de pobreza, especialmente en las zonas rurales, donde ese fenómeno llega al 60 por ciento.
Igualmente, según el instituto Earth Policy, con sede en Washington, China "con ingresos per cápita anuales de 5.300 dólares, una séptima parte de los 38.000 dólares en en E.U., tiene un largo camino por delante antes de alcanzar el consumo per cápita que se registra en la primera economía mundial.
Pero mientras el país le busca fórmulas para consolidar el desarrollo, también trata de enfriar el crecimiento, que lleva un ritmo acelerado por encima del 10 por ciento.
Tanto el presidente Hu Jintao como el primer ministro Wen Jiabao, han expresado la necesidad de contener el auge del crédito, para prevenir un recalentamiento económico y seguir generando empleo.
Por eso es que en los últimos meses China ha aumentado en seis oportunidades las tasas de interés, primero como medida de bajarle ritmo a la economía, pero también para contener los brotes inflacionarios, que en el caso de este gigante asíatico, ha llevado el costo de vida en los primeros cinco meses del año al 8 por ciento, aunque analistas consideran que la posible liberalización de los precios del combustible, que el gobierno mantiene artificialmente bajos, podría revertir en una nueva subida.
En ese país solamente en mayo los precios de los alimentos, que representan un tercio de las canasta de consumo, subieron un 19,9 por ciento en mayo con respecto al año anterior, comparado con un aumento del 22,1 por ciento registrado en abril.
Pero si bien la inflación es un hecho que se está dando a nivel mundial y al que no escapa ni China, otros factores como la crisis financiera internacional, los altos precios del petróleo y más recientemente los terremotos y las inundaciones pueden llegar a tener un efecto sobre la economía.
Cifras olímpicas
- La Villa Olímpica alojará a más de 16.000 atletas.
- Las 6,8 millones de boletas de entradas ya fueron vendidas.
- El COI se propone realizar 4.500 controles antidopaje.
- El valor de la boleta para la ceremonia de apertura tiene con un costo de 645 dólares.
- El acceso a cada competencia tiene un valor de 12,90 dólares.
- Pekín ordenó parquear más de un millón de autos para bajar la contaminación.
- Un laboratorio aclarará dudas sobre atletas sospechosas de ser hombres.
- Al menos 33 atletas nacidos en el extranjero vestirán uniformes de Estados Unidos.