En su actualización de perspectivas para lo que resta del año, BlackRock, uno de los mayores gestores de fondos en el mundo, ve un escenario en el que hay crecimiento económico global y fuertes ganancias corporativas, pero con gran incertidumbre.
La guerra comercial y el riesgo de recalentamiento surgen como algunos de los riesgos a la baja. “Esta mayor incertidumbre, junto con el aumento de las tasas de interés, ha contribuido a apretar las condiciones financieras, y esto sustenta la construcción de mayor resiliencia en los portafolios”, dijo BlackRock en un documento.
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Por lo pronto, el panorama para la economía global es favorable, en la medida en que el crecimiento económico en Estados Unidos impulse el crecimiento del G7, y también tenga impacto sobre los emergentes.
Sin embargo, son justamente los activos emergentes los que más han sentido el endurecimiento en las condiciones financieras, pues muchos han visto una devaluación fuerte en sus monedas frente al dólar.
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No obstante, la buena noticia es que muchos mercados están en mejor posición ahora, con menores déficits de cuenta corriente.
Por eso, plantea que para construir portafolios que resistan más a la volatilidad, hay que considerar activos de renta fija de más corta duración, buscar acciones y créditos con mejor calidad, y aumentar la diversificación.
“Preferimos calidad sobre valor en medio de un crecimiento global estable, pero con incertidumbre en ascenso”, dice.
Esto incluye además inversiones ‘temáticas’ y sostenibles, como aquellas que tienen métricas en materia social y ambiental, que pueden añadir resiliencia de largo plazo a los portafolios.
“Nuestras investigaciones sugieren que las entidades con altos puntajes en estos temas pueden ser más resilientes a peligros que van desde lapsos éticos, hasta riesgos climáticos”, dice.
Y para quienes pueden acceder a mercados privados, BlackRock también favorece inversiones en activos reales seleccionados y créditos privados con baja correlación a los movimientos del mercado.
En cuanto al mercado de renta variable, la compañía considera que para esta estrategia de resiliencia pueden destinarse recursos a acciones con el potencial de sobrellevar la volatilidad y la inflación.
Esto, en particular de compañías de calidad, que están en capacidad de generar mayores flujos de caja y dividendos, manteniendo sus balances saludables.
Por otra parte, en la medida en que ha aumentado la incertidumbre, los inversionistas están pidiendo más compensación por el riesgo que están teniendo que asumir, lo cual crea atractivo a las acciones y a ciertos tipos de deuda en emergentes.