La caída de los precios del carbón metalúrgico, producto de la desaceleración de China, fenómeno que se ha acentuado en los últimos meses, llevó al sector minero del país a reclamarle al Gobierno, específicamente a la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), pisar el acelerador del proyecto del Ferrocarril del Carare.
La Cámara Colombiana de la Minería (CCM) alertó sobre desplomes de precios de 50 por ciento en esta materia prima, lo que llevó a varias empresas a reducir significativamente su producción y la contratación de mano de obra, a la espera de condiciones de mercado diferentes.
El gremio calcula que de los 25.000 empleos generados por el sector, el impacto de la disminución del mercado puede estar entre el 30 y el 40 por ciento, lo que significaría una pérdida de aproximadamente 7.000 empleos.
El presidente del gremio, César Díaz Guerrero, se mostró preocupado no solo por el ritmo de avance del Ferrocarril del Carare –iniciativa público-privada–, sino porque expertos internacionales vaticinan que la contracción en la cotización del mineral puede extenderse por cuatro o cinco años.
Además, al mercado mundial están entrando nuevos jugadores de carbón metalúrgico, especialmente en Indonesia, lo que hace prever precios a la baja a raíz de una mayor oferta.
Según el directivo, el país no puede darse el lujo de perder su competitividad y en una situación como la actual se debería acelerar la ejecución de este proyecto férreo, como una solución asociada a puertos en el Atlántico, que todavía no están consolidados.
Según estudios ralizados, esta línea férrea podría reducir a la mitad los costos del flete que hoy en día se pagan.
Si bien las empresas saben que pueden mejorar sus procesos, en estas épocas de ‘vacas flacas’ el impacto del precio de los fletes es más fuerte.
“Todos los mercados en todos los minerales son cíclicos y la competitividad de un país se ve en las épocas que no son tan buenas”, explicó Díaz Guerrero.
SERIOS EFECTOS
Alfonso Saade, presidente de la Federación Nacional de Productores de Carbón, afirmó que “el precio de la tonelada libre en puerto bajó de 300 dólares a cerca de 100 dólares”.
En el mercado local se estaba pagando a 250.000 pesos, pero hoy está en 130.000 pesos. Este impacto se siente en todas las regiones carboníferas del interior del país.
La producción en la zona cundiboyacense, que era de 350.000 toneladas al mes, hoy se acerca a las 150.000 toneladas.
Ómar G. Ahumada Rojas
Redacción de Economía y Negocios