Como si la tormenta creada a comienzos de la semana en Europa por la firma Standard and Poor's no hubiera sido suficiente, ayer (miércoles) una nueva ráfaga huracanada sopló en los mercados del Viejo Continente. La causa fue la decisión de la empresa mencionada de rebajar la calificación de la deuda pública española de AA+ a AA, una degradación que le dice poco al público en general, pero mucho a los inversionistas.
Y es que a las pocas horas de castigar a los bonos de Grecia y Portugal, la determinación equivale a la declaratoria de una epidemia. Dicha enfermedad, en el peor escenario, haría imposible que las economías mediterráneas citadas pudieran cumplir con sus acreencias, algo que era impensable hasta hace pocos meses.
Parte de las razones esgrimidas tienen que ver con el deterioro de la economía española que, con una contracción prevista en su Producto Interno Bruto, y que con un desempleo del 20 por ciento, está en serios problemas. Ese mal ritmo acabará incidiendo sobre los recaudos fiscales y, por ende, sobre la capacidad de pago del fisco, lo cual explica la rebaja en la nota.
Sin embargo, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha tratado de hacer un llamado a la cordura. Según los argumentos esgrimidos, el nivel de la deuda pública es relativamente bajo, al tiempo que ya se han tomado medidas de austeridad tendientes a recortar el déficit público.
Pero los observadores esperan más cambios y ahora la esperanza es que con este campanazo el Ejecutivo entienda que llegó la hora de más decisiones, por dolorosas que sean.
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