Lo que está sucediendo en materia de servicio en los diferentes bancos -colombianos y extranjeros- que operan en nuestro país es desconcertante e inexplicable.
Es increíble que con todas las ganancias que reciben estas entidades, no sea posible atender dignamente a los titulares de cuentas o a los usuarios que acuden a cualquier entidad bancaria para realizar una diligencia.
Hoy por hoy es necesario contar por lo menos con 45 minutos o una hora para realizar una consignación, un pago o un retiro debido a los pocos empleados que los bancos ponen a disposición de sus clientes. Es necesario soportar filas de 35 personas que avanzan a cuenta gotas porque solo han tenido la voluntad de habilitar dos cajas de cuatro que podrían poner a funcionar.
A cambio de los empleados que podrían contratar y deberían estar ocupando esos puestos de trabajo, han tenido la brillante idea de colgar afiches en los que se ofrecen nuevos servicios, los cuales ocultan literalmente esos puestos. Pero eso sí, el titular de una cuenta sí debe estar al día con sus créditos o debe recibir facturas por cien pesos por no haber cancelado una tarjeta.
No sé en qué medida sea posible, pero parecería necesario que se les imponga a los bancos alguna norma que los obligue a atender más diligentemente a los usuarios, de una manera un poco más proporcional a las ganancias que están obteniendo por cuenta de cada uno de ellos.
Hoy en día cabe cuestionar la forma como los bancos están funcionando en Colombia; cuando no atienden mal, tampoco son capaces de garantizar la seguridad en sus respectivos cajeros electrónicos.
No es aceptable que los colombianos tengamos que seguir sacrificando tiempo valioso de una jornada laboral para complacer el capricho de los bancos de no contratar dos empleados más para que las filas fluyan de una manera más decente para todos. Contribuirían adicionalmente con las cifras de empleo del país.
No hay excusa, con la abundancia de recursos de la que disponen, para no poder corregir esta absurda situación.