Las importaciones subieron 23,7 por ciento, para sumar 100.100 millones de dólares. El crecimiento más débil de las exportaciones refleja una demanda internacional menor por los productos chinos en medio de un crecimiento global más lento, además del temor a una posible recesión en Estados Unidos.
La desaceleración aumentará la presión sobre el banco central chino para que frene la revaluación de la divisa china, el yuan.
Por otra parte, varios analistas creen que el gobierno chino podría tratar de apoyar a sus exportadores frenando el ritmo de revaluación de su moneda, en desafió a las presiones de los países que comercian con la nación asiática.