Con apenas 14 años de vinculación a Coca–Cola, el africano Alex Cummings ha escalado los peldaños más importantes de una multinacional que viene de cumplir un siglo y cuarto de existencia. Nacido en Liberia, fue contratado inicialmente en Nigeria, pero con el paso del tiempo pasó a otras posiciones hasta llegar al segundo cargo en importancia de la empresa: vicepresidente ejecutivo y gerente administrativo de la compañía. Portafolio lo entrevistó hace unos días a su paso por Bogotá.
¿Cuál es la razón de su visita al país?
Colombia es un mercado muy importante, que está creciendo.
Nosotros dividimos los mercados en tres categorías y este se encuentra en los primeros lugares de la segunda.
Eso es resultado del buen ambiente económico y es la prueba de una reputación que ha mejorado internacionalmente.
¿Cómo ve la situación a la luz de la incertidumbre que hay en el mundo?
Describimos nuestro negocio como uno que pueda prosperar en diferentes ambientes económicos.
De tal manera, tenemos un portafolio para mercados que pueden tener dificultades como los de Europa o Norteamérica y otro para naciones que crecen más rápido, como las de América Latina y ciertas áreas de Asia y África.
¿Y en términos de crecimiento hay diferencias claras?
En algunos casos tratamos de ganar en ventas y en otros en volumen, dependiendo de la madurez de cada mercado. En el caso de Colombia queremos que nos vaya bien en ambos ramos.
¿Cuál es la situación de Coca–Cola?
La compañía va muy bien; tuvimos un buen primer semestre tanto en ventas como en utilidades y seguimos adelante en un escenario de metas de largo plazo. Por cuenta de eso somos reconocidos como una empresa particularmente sólida.
¿Cómo va la competencia?
Dependiendo del país y la categoría, competimos con otras multinacionales o con marcas locales. Puede ser Pepsi–Cola o Nestlé, o puede ser una empresa del país, como es el caso de Colombia o el de China en la categoría de té, en la que nos enfrentamos con una marca de allá. Tomamos a nuestros competidores muy en serio.
¿Y el negocio en general?
El grueso del negocio sigue siendo las bebidas carbonadas suaves que, sin embargo, crecen a un ritmo más lento. En cambio el segmento de aguas o jugos que es más pequeño, va mucho más rápido, entre otras porque los consumidores están migrando de un lado al otro.
Femsa viene de anunciar una gran inversión en Colombia con una planta nueva. ¿Qué tan involucrados estuvieron en la decisión?
Estamos siempre muy al tanto de las decisiones importantes de nuestros embotelladores y especialmente de Femsa, en donde tenemos una participación accionaria.
En la medida en que ellos invierten en activos, también es nuestro papel invertir en el desarrollo de las marcas que tenemos.
Usted tiene muchas áreas a cargo. ¿Cuáles destacaría?
Mis responsabilidades son amplias. Tengo a mi cargo recursos humanos, la parte legal o asuntos técnicos, entre otros. En lo que hace a recursos humanos es un tema al que le dedico mucho tiempo, por la sencilla razón de que nuestro activo más importante es la gente, pues las máquinas las manejan nuestros embotelladores.
Eso quiere decir reclutar a las personas correctas e invertir en su desarrollo, combinando principios globales y ajustes a las condiciones particulares de cada mercado.
Coca–Cola es la marca típica de Estados Unidos, pero es manejada por gente de muchos países…
Así es. Es una compañía verdaderamente global o, como le decimos, multilocal. Si uno mira a los ejecutivos que lideran a Coca–Cola encuentra que el presidente es de Turquía, yo soy liberiano, el jefe de América Latina es mexicano y el que está a cargo de Asia es colombiano, entre otros.
Eso refleja la naturaleza global de nuestra empresa que es, a la vez, profundamente local. Es esa combinación las que nos hace lo que somos.
La sostenibilidad es un tema económico y social
Para Coca–Cola, el tema de la sostenibilidad es muy importante. “Creo que si no llevamos nuestro negocio de manera sostenible, no tenemos futuro. Acabamos de cumplir 125 años de existencia, pero es probable que los próximos 125 estén en entredicho si no pensamos en la sostenibilidad. Perderíamos nuestra licencia social.
Pensando en ese tema, la multinacional creó una oficina que busca realizar esfuerzos de manera coordinada en todo el mundo, en cuatro áreas concretas.
“La primera es agua, que obviamente es fundamental para nosotros. La segunda es clima, por cuenta de lo que hacemos en transporte. La tercera es empaques, que sale de la manera en que embotellamos nuestros productos.
Y la cuarta es cada una de las comunidades en las que operamos”, comenta Alex Cummings.
Según el directivo, “si hacemos esto bien, a la vuelta de unos pocos años todas nuestras decisiones van a estar hechas a través del lente de las sostenibilidad. No creemos que estamos haciendo sacrificios, sino que ser sostenibles hace todo el sentido desde el punto de vista de la economía y del bienestar social. Es lo que se conoce como un gana–gana”.