El último estudio divide a los consumidores en tres segmentos: el de los entusiastas es el más grande con el 43 por ciento entre una base expandida de 26.525 encuestados. Le siguen los moderados (37 por ciento) y los indiferentes (20 por ciento).
El consumo fuera del hogar es del 10 por ciento entre los entusiastas, mientras que entre los moderados es del 4 por ciento, y entre los indiferentes esa opción no es tenida en cuenta. Esto lo que indicaría es que la estrategia tendrá que buscar que la bebida esté en varias ocasiones de consumo, y no sólo asociadas al hogar y a la hora del desayuno, como parece que ocurre actualmente.
En promedio, los que más gustan del café toman 3,9 tazas, mientras que los moderados llegan a 2,4 y los indiferentes están en el orden de las 1,6 tazas.
Además, mientras que un 20 por ciento de los entusiastas dice que ha aumentado el consumo de café en el último año, un 15 por ciento de los indiferentes habla de una disminución de la bebida. Y acorde con la tendencia nacional, en la mayoría de las regiones se ve un descenso en el promedio de tazas consumidas por los mayores de 18 años, según las cifras de los últimos 20 años. Por ejemplo en Bogotá eran 4 tazas en el 1987 y dos décadas más tarde pasó a 3,6 tazas.
El caso más notorio es el de la región central. Allí se pasó de 4,1 a 2,8 entre un periodo y otro. Por su parte, en la región oriental creció de 2,8 a 2,9 tazas en ese lapso.