A medida que el precio del petróleo bate nuevos récords, las grandes petroleras no son las únicas que están peinando la tierra en busca de nuevas fuentes de crudo. Los ladrones hacen lo mismo.
Un considerable incremento en el número de hurtos en los yacimientos de petróleo está obligando a las petroleras y autoridades a reforzar la seguridad en pozos que se están convirtiendo en fuentes de dinero fácil. Los ladrones
están asaltando los oleoductos, con la ayuda de camioneros que contratan o simplemente manejando ellos mismos los carrotanques hasta las reservas y bombeando el crudo desde contenedores de almacenamiento.
Wayne Wicks, un investigador privado que se especializa en crímenes en campos petroleros, dice que su lista de casos se ha quintuplicado en los últimos dos años.
"Se trata de cientos de miles de galones de crudo", resalta Wicks. Y eso se traduce en millones de dólares en pérdidas que afectan tanto a los grandes productores como a los pequeños.
Algunas compañías están tomando medidas extremas para defenderse. En los últimos 12 meses, Devon Energy Corp. ha instalado cámaras en muchos de los lugares donde se encuentran sus yacimientos para transmitir imágenes a su sede central en Oklahoma City. También ha organizado sesiones de entrenamiento para los departamentos
locales de alguaciles con el fin de ayudarlos a identificar los equipos de los campos petroleros y ha reforzado se equipo de agentes de seguridad para patrullar los yacimientos. La razón: una ola de robos que en una sola noche significó la pérdida de 600 barriles de crudo, según la compañía.
Para coordinar sus esfuerzos con los de las fuerzas del orden de esta región rica en crudo y gas natural, el FBI estableció un destacamento oficial para robos de crudo en Midland, Texas. No hay que perder de vista, en todo caso, que los esfuerzos por perseguir a quienes violan la ley usualmente no rinden frutos.
Terry Cronkite, un agente especial de la unidad de robos en campos petroleros de la Oficina de Investigación de Oklahoma, estima que apenas un 10% de los asaltos a estos campos se resuelve.
La naturaleza de la exploración de crudo implica que los pozos usualmente se bombean en medio de espacios vastos y abiertos que son difíciles de patrullar. Los hurtos de crudo han sido comunes en países en desarrollo como Irak, Nigeria y China. En Estados Unidos no constituyen ninguna novedad, pero en las últimas décadas la mayoría de los robos ha involucrado equipos de los lugares de bombeo.
Aunque robar crudo es relativamente sencillo ¿el petróleo que se bombea en zonas remotas usualmente es almacenado en tanques
de fácil acceso que se ubican junto a los pozos¿ venderlo es más difícil en EE.UU. Medidores de flujo en los pozos registran el gas y el crudo que se produce en cada sitio, y las ventas de estos combustibles requieren una documentación detallada tanto para el vendedor como para el comprador, complicando las transacciones fraudulentas.
Tradicionalmente, el principal elemento disuasorio parecía ser el precio relativamente bajo del crudo. Los ladrones de petróleo pueden ser acusados de varios cargos, desde robo a conspiración para estafar, y enfrentar cadena perpetua. Con el precio del barril a US$30 hace cinco años, el riesgo no valía la pena.
Los precios del crudo ya superaron los US$130 el barril, en Nueva York, y no tienen visos de volver a tierra.
Las modalidades de robo son diversas. El condado de Wilbarger, en Texas, investiga actualmente a los propietarios de PB Oil Co., supuestamente una pequeña productora de crudo. Sus dueños también trabajaban bombeando petróleo para otras empresas y aparentemente estaban robando el combustible de sus clientes y vendiéndolo como propio.
Los dueños, Terry Smith y Willie Greening, han sido acusados de hurto, lavado de dinero y violación de los recursos naturales, e irían a juicio en septiembre. Ellos se han declarado inocentes. De acuerdo a las estadísticas de la Comisión de Ferrocarriles de Texas, la entidad que regula la industria de crudo y gas del estado, el número de barriles de crudo o productos equivalentes robados en 2007 subió 18% frente al año previo. La cifra podría ser mayor ya que, según los reguladores, las compañías usualmente creen que denunciar los crímenes es una pérdida de tiempo por la baja tasa de condenas.
Matt Espenshade, el agente del FBI que lidera el nuevo escuadrón especial, dice que los robos de equipo también se han disparado.
El auge energético ha generado un robusto mercado negro para artículos que van desde cañerías de bombeo a herramientas y montajes de pozos completos."Mientras más prospere la industria, más hay para robar", dice Espenshade.
Finanzas
22 may 2008 - 5:00 a. m.
La consecuencia sorprendente del auge petrolero
La vulnerabilidad de los yacimientos y el alto precio facilitan el robo no solamente de combustible sino de equipos
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