Los inversionistas están entusiasmados con la posibilidad de que InBev NV compre a Anheuser-Busch Cos., pero beberse al rey cervecero de Estados Unidos podría ser todo un reto para la empresa belga.
Una serie de factores podría complicar el acuerdo: las diferencias culturales entre las dos cerveceras, el potencial descontento de los empleados y distribuidores de Anheuser, e incluso las protestas políticas respecto a que un ícono estadounidense termine en manos extranjeras. "Nos gustaría que se mantuviera como una compañía estadounidense", dice Jack Cipriani, subdirector del sindicato de camioneros, quien además encabeza la asociación que agrupa a trabajadores de la industria cervecera y de refrescos del sindicato. "Al parecer, a los empleados no les gusta cuando una compañía extranjera compra una cervecera local".
El sindicato, que representa a unos 7.500 de los 30.000 empleados de Anheuser, podría recurrir al aspirante presidencial Barack Obama, a quien el sindicato respalda.
Según fuentes, InBev, el fabricante de Brahma y Quilmes, estudia lanzar una oferta por Anheuser. Sin embargo, según fuentes cercanas a la estadounidense, a ella no le gusta para nada esa idea por lo que InBev tendría que pagar una importante prima. El acuerdo podría valer US$45.000 millones, o US$63 por acción, dicen los analistas. Ayer, las acciones de Anheuser se negociaban en US$56,27, más de 2% arriba de su cierre del miércoles en Nueva York. En Bruselas, las acciones de InBev cerraron en 48,89 euros (US$76,64), un alza de 1,31%.
Los analistas de Wall Street prevén que Anheuser resista enérgicamente cualquier propuesta de InBev, ya sea amistosa u hostil, lo que a su vez podría elevar el valor del fabricante de Budweiser a hasta US$70 por acción. Anheuser e InBev se negaron a hacer comentarios.
Si el precio sube tanto, InBev necesitaría ajustar más los costos de Anheuser para hacer la combinación financieramente viable, quizá recortando más de US$1.000 millones en gastos durante unos años. Eso podría significar grandes reducciones en el presupuesto de marketing de Anheuser y un elevado número de despidos, dicen los analistas.
Aunque la junta directiva de Anheuser ha sido leal a la familia Busch, también tiene directores independientes con una reputación de artífices de acuerdos, incluyendo al ex presidente ejecutivo de AT&T Inc., Edward E. Whitacre Jr., y el ex presidente de la junta de J.P. Morgan Chase & Co., Douglas A. Warner III. Su presencia, aunada a la presión de los accionistas para que acepten una oferta con una prima elevada, podría ayudar a InBev a superar la oposición de la junta si decide buscar el acuerdo.
Para InBev, la segunda mayor cervecera del mundo por volumen detrás de SABMiller PLC, comprar una compañía para luego realizar profundos recortes de costos no es nada nuevo. Esa estrategia podría ser riesgosa en Anheuser, una compañía fundada hace 150 años que ha logrado el éxito en parte por invertir generosamente en todo, desde la cebada malteada hasta los anuncios de televisión.
Bill Pecoriello, un analista de Morgan Stanley, dice que si InBev recorta el presupuesto de marketing de Anheuser a la mitad, podría perjudicar las ventas de sus grandes marcas en EE.UU., como Bud Light. A diferencia de muchos países en desarrollo donde opera InBev, el mercado estadounidense de cerveza crece lentamente y la competencia es brutal, agrega. Eso significa que la publicidad puede ser crucial para atraer a los bebedores.
Carlos Brito, presidente ejecutivo de InBev, es un agresivo reductor de costos que puede estar dispuesto a tomar riesgos en Anheuser.
"Ellos ven a Anheuser-Busch y ven mucho desperdicio", dice Marc Leemans, un analista con Bank Degroof. "Su meta... será deshacerse de todo el excedente". El enfoque agresivo de InBev con su fuerza laboral sindicalizada en Bélgica ha generado protestas y huelgas debido a despidos y planes de cerrar una de sus principales plantas. La respuesta de la compañía ha sido buscar un consenso, excepto en el recorte de empleos. InBev ha despedido a más de 350 personas en cinco países europeos desde 2004.Marianne Amssoms, vocera de InBev, asegura que el número total de empleados ha aumentado en los últimos años. El margen operativo de InBev es de 27% contra un 17% de Anheuser.
En un año de elecciones en EE.UU., la fusión podría generar descontento en los consumidores de ese país y convertirse en un tema político. Para enfrentar esa situación, InBev podría nombrar a la nueva compañía Anheuser-Busch o colocar miembros de la familia Busch en la junta. Es poco probable que una unión InBev-Anheuser genere temores de monopolio porque InBev tiene una participación diminuta en el mercado estadounidense y Anheuser importa y vende unas 20 marcas de InBev.
Finanzas
29 may 2008 - 5:00 a. m.
El cortejo de InBev a Anheuser podría ser largo
Diferencias culturales y el rechazo de los empleados y el público estadounidense complicarían el matrimonio
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