Lo anterior, debido a que estas cuentas se convirtieron en un producto ancla para el crecimiento de otras líneas de negocio, principalmente de créditos y tarjetas de crédito.
Las entidades saben que 'la mina de oro' está allí y por ello han desplegado un su arsenal comercial para seducir a nuevas empresas o para convencer a otras de cambiar el banco a través del cual le pagan a sus empleados, con un objetivo claro: tener más clientes de banca personal.
La meta del acercamiento de los bancos es incrementar los desembolsos de crédito y allí la línea que marca la pauta son las libranzas, un tipo de préstamo que le evita un dolor de cabeza a las entidades porque se descuenta directamente del salario de cada trabajador. Así la entidad mantiene un indicador de cartera sano y no tiene que desplegar acciones de cobranza. El cliente, por su parte, evita ir todos los meses a pagar la cuota en una sucursal bancaria.