La negación de haber existido el Holocausto con todas sus monstruosidades, de boca de un prelado católico, demuestra la utilidad de continuar periódicamente en el análisis de este tema. Se trata, sin duda, de uno de los hechos más vergonzosos y repugnantes de la historia de la humanidad que debemos tener muy presente, tanto en sus raíces, como en sus desarrollos. Es la mejor manera de impedir que se repita bajo otras marcas, patrocinios y objetivos.
Para tal efecto basta remitirnos, casi que a transcribir, el cuestionario sometido a la consideración del Centro Internacional de Conmemoración del Holocausto, cuyo contenido fue reproducido, a su debido tiempo, por la excelente revista Alma Mater de la Universidad de Antioquia y, luego por la revista Consigna. Veamos algunos de sus apartes.
El término 'holocausto' se refiere al período comprendido entre el 30 de enero de 1933 -fecha en la cual Hitler fue designado canciller de Alemanía- y el 18 de mayo de 1945, 'Día de la Victoria', cuando se dio por finalizada la Segunda Guerra, luego de la rendición incondicional aceptada por el Gran Almirante Karl Doenitz, sucesor testamentario de Hitler y último presidente del Tercer Reich.
Las víctimas de la 'Solución Final' -nombre del operativo que recuerda, habidas proporciones, el 'Plan Cóndor' de Pinochet y sus vecinos- superaron los 6'000.000. En cuanto a las otras minorías llegaron a cifras que dan espanto, compuesto por gitanos, serbios, testigos de Jehová, homosexuales, miembros de la resistencia a la invasión nazi, opositores de todas las nacionalidades y calibres, entre otros. Comprendía el asesinato de todos los judíos de Europa, y tuvo lugar como inicio 'doctrinario' la Conferencia de Wannsee (Berlín 20/1/1942), aunque tal decisión parecer haber sido contemplada al mismo tiempo que la invasión a la Unión Soviética.
Por campo de exterminio, en el lenguaje hitleriano se refería a los presidios destinados a asesinar judíos en forma sistemática: además, se definía como judío a toda persona con tres abuelos judíos que perteneciera a la comunidad judía el 15/9/1935, o se le hubiere unido con posterioridad a esa fecha; todo aquel que estuviera casado con un judío o una judía el 15/9/1935, o con posterioridad a esa fecha; todo aquel que hubiera nacido de un matrimonio o relación extramatrimonial con un judío el 15/9/1935 o después de esa fecha.
Sobre la actitud de la población alemana, este informe afirma, que si bien no toda estuvo de acuerdo "no existen pruebas de protestas en gran escala en contra de ello. Sí hubo alemanes que se resistieron al boicot del 1/04/1933 y compraron en negocios judíos intencionalmente, y hubo otros que ayudaron a los judíos a esconderse y escaparse... Incluso, algunos de los que se oponían a Hitler apoyaban su política antijudía".
Otra respuesta meludar a este cuestionario se relaciona con la actitud de las iglesias respecto a la persecución a los judíos y las conductas asumidas por Pio XI y Pio XII. Dice así: "cuando los nazis llegaron al gobierno, el jefe de la Iglesia Católica era el Papa Pío XI. Durante su papado, se limitó a preocuparse por los católicos no-arios. Aunque declaró que los mitos de 'raza' y 'sangre' eran contrarios a la educación cristiana (en una encíclica papal de marzo de 1937), no mencionó ni criticó al antisemitismo".
Al respecto, recomendamos el reportaje reciente del cardenal Castrillón a la revista Semana.