¿Cuál es la misión de un buen director? Interpretar lo mejor posible una partitura, teniendo una visión atractiva, una idea clara de sus objetivos y un buen plan para alcanzar las metas propuestas. Esa interpretación debe ser fiel y sincera. ¿Cuál es el papel clave que debe desempeñar? Lo más importante es inspirar a todos los miembros de la orquesta para que den lo mejor de sí mismos. Esto no se logra simplemente dando instrucciones u órdenes. Para que los integrantes aporten su máximo potencial es siempre necesario que el Director conozca bien sus fortalezas y debilidades -tanto profesionales como personales. Esto le permitirá encontrar los caminos más apropiados para obtener la mejor contribución de todos los integrantes de la orquesta. ¿Cuáles son los principales retos que enfrenta un director? Lograr una coordinación perfecta, asegurar que las cosas se hagan en los tiempos indicados, facilitar una sincronización tal, que se produzca una interpretación homogénea, coherente y que sea bella. ¿Qué obstaculiza el logro de esta aspiración? Si cada músico va por su lado, si cada cual está pendiente exclusivamente de su desempeño individual, el resultado colectivo será malo. Por lo tanto la tarea del director es lograr que la orquesta sea una unidad, no simplemente la sumatoria de individuos. ¿Cómo conciliar el talento individual con las necesidades colectivas? El talento individual es por supuesto necesario y bienvenido, pero debe estar al servicio de un fin colectivo. Hay unos talentos naturales impresionantes -los virtuosos, pero en la gran mayoría de los casos la excelencia se obtiene mediante mucho esfuerzo, estudio y práctica. Incluso los virtuosos tienen que esforzarse, porque si no lo hacen probablemente se descuidarán y cometerán errores. ¿Cuál es la mejor manera de relacionarse con los miembros del equipo? Construyendo una relación de confianza. Porque sin confianza es imposible avanzar en la ruta de la búsqueda de la perfección. Otro aspecto crucial en las relaciones es que se tiene que predicar con el ejemplo. Si uno no está comprometido con la excelencia en todas y cada una de sus actuaciones y decisiones, será imposible exigirle a los demás que tengan los más altos estándares de calidad. ¿Cuáles han sido las principales lecciones que ha aprendido de sus errores y de sus aciertos? Uno debe ser auténtico, no imitar a nadie. Hay que encontrar la voz propia. Eso es muy difícil, pero es lo que hay que hacer para poder expresar bien algo valioso. He aprendido, además, que el verdadero papel de un maestro es enseñarles a los jóvenes, esa es una responsabilidad que tenemos los que contamos con ricas experiencias. ¿Cuál es su filosofía de trabajo? En esencia, es el respeto a los músicos y el respeto a la partitura. ¿Y cómo se debe tener en cuenta a la audiencia? Si uno se concentra en hacer su labor de la mejor manera posible, la audiencia será la beneficiada. Hay que enfocarse en el perfeccionamiento de todos los pasos y elementos del proceso musical, de esa forma se obtiene la mayor satisfacción de la audiencia. ¿Cómo se logra una buena comunicación con los músicos? Eso es muy difícil porque de lo que se trata es de convertir movimientos y gestos en música. Además, esa comunicación debe anticiparse a la acción, es proactiva. Y para que sea efectiva debe ser individual, pero también colectiva. ¿La práctica hace al maestro? La clave del éxito está en los ensayos. El 90 por ciento de la vida de una orquesta se dedica a esos ensayos. Es en ese día a día de la orquesta cuando se logra crear el arte de la ejecución impecable. No es posible ofrecer un gran concierto sin un gran trabajo previo de preparación. ¿Cuál es su definición personal de liderazgo? Un líder es alguien que motiva a los demás a escalar las cumbres más elevadas. ¿A cuáles líderes admira y porqué? A Jesucristo, porque es el símbolo supremo del amor y de la entrega incondicional. Y a Gandhi, por su filosofía de la no violencia. HOJA DE VIDA RASTRO. Juan Carlos Rivas nació en Bogotá. Estudió Dirección Musical en la Universidad de los Andes. Inició su carrera profesional en 1992 en la Ópera de Colombia como asistente del Coro y seis años más tarde -luego de diversos cargos en esa institución- fue nombrado Director de la Orquesta de la Ópera y de la Ópera de Colombia. En el 2002 se fue a estudiar a E.U. con una beca de la Comisión Fullbright en el Mannes College (Nueva York), donde obtuvo su título de especialista en Dirección de Orquesta y de Ópera. Entre junio del 2005 y marzo del 2008, Rivas se desempeñó como Director Nacional Musical de la Fundación Batuta, entidad que enseña música a 36.000 niños y jóvenes en todos los departamentos de Colombia. Ahora está dedicado a varios proyectos nuevos relacionados con la dirección sinfónica de ballet y de ópera, uno de ellos con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela. WILABR
Finanzas
17 may 2008 - 5:00 a. m.
Uno debe ser auténtico
Para Juan Carlos Rivas la música es la pasión de su vida. Todo lo que hace y lo que dice gira en torno al mundo musical. De su oficio como director de orquesta y de ópera ha aprendido conceptos que son perfectamente aplicables al ámbito empresarial, ideas que son útiles para los directores de las compañías.
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