El primer ministro instó este jueves en Bruselas a que la cumbre comunitaria de la próxima semana confirme y anuncie la disponibilidad de ese instrumento.
Para el primer ministro griego, esa decisión al más alto nivel, que no implicaría necesariamente la entrega de ninguna ayuda inmediata, haría desistir a los especuladores y rebajaría la presión que sigue existiendo sobre los bonos del Estado griego.
Si los socios europeos no demuestran su voluntad y capacidad de ayudar a Grecia, el Gobierno griego no descarta dirigir su petición de ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI), advirtió ayer Papandréu.
Preguntado por la cuestión, el comisario Olli Rehn dijo hoy que "es importante que la Unión Europea, la semana que viene, llegue a una conclusión política específica sobre un marco europeo para una acción coordinada si fuera necesaria y es solicitada".
En la definición técnica de dicho "marco" han venido trabajando intensamente la Comisión Europea y los ministros de Finanzas de la zona euro, pero la decisión política sobre su puesta en marcha se ha dejado en manos de los jefes de Estado o Gobierno.
"Es importante que, políticamente, concluyamos el trabajo que hemos hecho", añadió Rehn a algunos medios, según confirmó su portavoz, Amadeu Altafaj.
En su reunión informal celebrada el 11 de febrero, los gobernantes europeos acordaron que los estados de la zona emprenderían una "acción determinada y coordinada, si fuera necesario, para salvaguardar la estabilidad financiera en la zona euro en su conjunto", pero no concretaron cómo lo harían.
Sí que exigieron al Gobierno griego que presentara un detallado plan de ajuste presupuestario para cumplir el objetivo primordial de reducir en cuatro puntos porcentuales -del 12,7 por ciento al 8,7 por ciento del PIB- su excesivo déficit público en 2010.
Atenas ha puesto ya en marcha medidas drásticas de recorte del gasto y aumento de los impuestos, ajuste que ha recibido el visto bueno de Bruselas, pero el castigo de los mercados no ha desaparecido.
Papandréu se quejó del problema "ético" que supone la refinanciación del déficit a tipos de interés tan elevados.
"Estamos pidiendo a los trabajadores y pensionistas que corten sus ingresos para reducir el déficit y eso que se gana se puede perder en unos minutos de especulación financiera", dijo ante los eurodiputados.
Desde febrero, por otro lado, han surgido divergencias entre los gobiernos europeos sobre cómo afrontar una crisis inminente de financiación en un miembro de la Eurozona.
Alemania, reticente desde el primer momento a una intervención del FMI, por el descrédito que ello podría suponer para la unión monetaria europea y para el euro, parece no descartar ahora esa posibilidad.