El animal examinado, tenía una vértebra que no había crecido normalmente, problema que se da también entre los humanos.
En los embriones, las vértebras surgen en dos grupos, uno a cada lado del cuerpo, que se juntan en el proceso de crecimiento. En el caso del dinosaurio, la vertebra no se juntó con la que estaba directamente al frente de ella, sino con otra que estaba en diagonal y eso produjo la malformación congénita.
Según el paleontólogo Florian Witzmann, del Museo de Historia Natural, la investigación no solo ilustra el destino de los dinosaurios, sino también muestra que los problemas vertebrales que se conocen en los humanos pueden deberse también a deficiencias en el programa genético que pueden darse en todos los vertebrados.