Pasan cosas, cuando sabemos del crecimiento del secuestro express en capitales como Buenos Aires, México, Río de Janeiro y Caracas, donde hace pocos días asesinaron tres niños y su conductor en una de esas siniestras operaciones de extorsión y maldad. También pasan cosas, cuando se omiten de este relato, los miles de secuestrados anónimos, de muertos desconocidos que deja el año en el país que reune los más explosivos ingredientes que país alguno no desearía: corrupción, pobreza, guerrilla, paramilitares, narcotráfico y servidores públicos haciendo vueltas oscuras. El resultado, policías y soldados desde hace 8 años en la selva, empresarios, gente del común víctima del plagio permanente, un escalofriante mercado negro de vidas, del que muchas veces ni sabemos y naturalmente los que encienden las alarmas son los más publicitados, gente de bien que fija como norte la profesión pública, con la natural ambición de cualquier ser humano de tener cierto poder desde una curul y ejercer de la mejor manera la política. Mucha gente que deja a un lado sus profesiones, sus negocios particulares, su vida tranquila; gente decente que quiere llegar al Congreso, a una gobernación, a un concejo, a una candidatura presidencial, a una alcaldía por sincera vocación. Hoy muchos de ellos son víctimas aún del secuestro, y también de la muerte. No se puede negar que sobre los buenos, cae todo el peso de los malos. El político corrupto que busca ganar dinero fácil, usar el bien público para su provecho, hacer parte de la maquinaria burocrática con oscuros propósitos, ser testaferro de la mafia en sus distintas dimensiones y lo más grave no cumplir su sagrado deber de usar su elección popular, en precisamente eso, responderle a quien le eligió y a su comunidad. Uno debería pensar que son más los buenos que los malos, pero hacen tanto daño los segundos que pagan un precio muy alto los primeros. Termina esta charla política y nos despedimos y sigue una llamada telefónica. Acababan de asesinar a la hermana del ex presidente César Gaviria, hoy jefe del Partido Liberal y opositor del actual Gobierno en la recta final de la elección de un nuevo presidente en el país. Gaviria, ya había sido víctima de esta situación, la violencia había tocado a su primo y a su propio hermano. Ahora una bala en el estómago dejaba sin vida a Liliana, su hermana. Una gente trabajadora en Pereira, una familia de clase media, unos colombianos del común. Le toca nuevamente a la clase política, pero también le toca a la Patria. ¿Qué lectura puede tener en Suecia que la hermana del jefe de la oposición resulte asesinada bajo cualquier circunstancia? ¿Quién puede explicar eso? Pues es la misma respuesta que esperan miles de colombianos que también tienen el alma acribillada por algún ser querido que está secuestrado o que tuvo el mismo final de Liliana. Duele una nación de gente empujadora que no sabe si va a llegar por la noche a su casa, y como si fuera poco en este caso, el dolor de la política, porque no solamente acabaron con una familia, sino también mataron a la hermana de uno de sus más brillantes representantes, a quien respetuosamente acompañamos en su pena. Director de La W ¿Qué lectura puede tener en Suecia que la hermana del jefe de la oposición resulte asesinada bajo cualquier circunstancia?
Finanzas
02 may 2006 - 5:00 a. m.
El dolor de la política
El miércoles pasado estaba cenando con cuatro senadores colombianos, un periodista y un empresario español. Uno de los senadores recordaba cómo su padre había sido asesinado por la mafia y la propia clase política. Otro explicaba cómo había sido secuestrado por los paramilitares, otro con gran tristeza no sólo hablaba de amenazas en su contra sino de cómo su papá fue acribillado de ocho tiros por el ELN. El periodista con la voz entrecortada contaba los 16 meses que han pasado desde la muerte de su hijo, víctima de las balas de las Farc. El amigo europeo, por supuesto que estaba al tanto de los difíciles días que se viven en Colombia, pero no salía de la sorpresa de estar compartiendo una mesa casual, de tertulia, con coincidentes víctimas de la imparable violencia que vive el país.
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save_article.message.success_title save_article.message.successsave_article.message.success_updated_title save_article.message.success_updatedHa ocurrido un error al intentar guardar este artículo
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