Luego de mes y medio como director del Departamento para la Prosperidad Social (DPS), Gabriel Vallejo ha visitado 18 de las 35 regionales, pues su gestión gerencial en esta entidad del Estado tendrá esa línea: la descentralización.
Para eso, se ha diseñado un mapa que reúne las necesidades específicas de cada región, con el fin de vincular a las empresas que operan en cada zona, y así, cada labor de responsabilidad social empresarial se encamine hacia la solución de necesidades reales de la población.
¿Cómo lograr que el DPS logre mayor inclusión social?
Uno de los retos más importantes del DPS en el tema de inclusión es cómo lograr que los programas y proyectos del Gobierno central logren generar mayor impacto en las comunidades menos favorecidas. Hemos diseñado un esquema de Alianzas Público Privadas (APP), que ya está dando frutos.
¿Cómo está enfocando su labor?
La clave es que las entidades privadas, en las regiones de alta vulnerabilidad se vinculen. Es decir, que el sector privado, en poblaciones en pobreza y pobreza extrema, hagan alianzas con el DPS. Nosotros ponemos la infraestructura real y los privados, su oferta institucional en el tema de responsabilidad social. Ya logramos sinergias importantes y los recursos fluyen para trabajar con los desplazados y la población más vulnerable.
¿Qué resultados tiene a la fecha?
Unos muy concretos: hace un mes firmamos en Puerto Libertador (Córdoba) un acuerdo con empresas del sector minero, para invertir 7.000 millones de pesos, a través de la Alcaldía y el DPS.
¿Esa es la nueva línea, las APP?
Sí, las Alianzas Público Privadas representan el eje más significativo para el mundo empresarial, porque la pobreza del país no es problema y responsabilidad exclusiva del Gobierno, sino que es responsabilidad de la sociedad en general y el sector privado se debe vincular dentro de estos proyectos.
¿Cómo encamina esta estrategia?
Hacemos reuniones sectoriales. Por ejemplo, ya reunimos al sector minero, y en enero seguimos con el sector petrolero. A partir de febrero, seguiremos con el sector Alimentos. El objetivo es decirles que el DPS, a través de todas sus instancias, está para acompañarlos. Les mostramos nuestra oferta institucional, vemos qué es lo que las empresas privadas quieren y luego, cómo logramos de manera conjunta vincularnos para optimizar los resultados en el tema social.
Sigue el sector petrolero, y en febrero, Alimentos, otros complementarios. Luego, el finaciero.
¿Cómo se le presenta esta alternativa a los privados?
El DPS tiene una gran ventaja, a través de la Red Unidos, y es toda la información de la población, pues tenemos caracterizada a la gente. Esto es clave para ver la pertinencia de los programas y la ubicación física. Hay deseo de apoyar a la población, pero las empresas no saben dónde, por qué y para qué colaborar, y en qué temáticas. Les decimos: está en esta región y estas son las necesidades de esa zona.
¿Cómo medir ese compromiso del sector privado con la pobreza?
Estamos evaluando la posibilidad de crear un índice de medición de la RSE de las empresas que nos acompañen. Hoy, eso lo miramos como ¿qué hay que hacer? ¿cuánto me demoré? y ¿qué resultados tuve?. En Puerto Libertador vamos a construir escenarios deportivos, biblioteca, colegio y en menos de un año habrá resultados concretos. Pero a lo que le apuntamos es a un esquema de medición.
¿En qué más se ha avanzado?
La gran novedad en este tema es el ‘mapa social de la prosperidad’, un proyecto que desarrollamos con la CAF y en asocio con Microsoft, que es el diseño de la plataforma social, cuyo objetivo es que el mapa muestre qué hay desde el punto de vista social en requisitos, requerimientos, qué población hay, quién atiende esa población. El mapa nos dice que, si usted como empresario quiere apoyar una zona determinada, qué debe hacer, con quién, y cómo lo debe hacer.
¿Ese censo está claro?
Sí, lo tenemos zonificado por departamentos y regiones y sabemos las necesidades.