Ese es apenas uno de los muchos cambios que ha tenido Colombia a lo largo de la pasada década y media. Si bien una mirada a los titulares del pasado deja a veces la sensación de que los problemas son los mismos y que el antiguo país del Sagrado Corazón vuelve sobre los temas tradicionales una y otra vez, lo cierto es que la realidad cotidiana y las cifras dicen lo contrario. Para comenzar, en 1993 la economía colombiana empezaba a adaptarse a la apertura de mercados, al cabo de años de control estricto a las importaciones y de un modelo de asfixiante regulación estatal. Parte de las nuevas reglas del juego vinieron también acompañadas de la promulgación de la Constitución de 1991 que, además de mecanismos como la tutela, también estableció la independencia de la junta directiva del Banco de la República y un conjunto de derechos a ser desarrollados con el tiempo. De manera paralela comenzó en forma la participación privada en servicios que antes le eran vedados. Un ejemplo de ello fue el exitoso proceso de subasta de las licencias para la puesta en marcha de la telefonía celular, que comenzó a operar a mediados de 1994. Poco después, el turno fue el de las pensiones administradas por entidades especializadas y la introducción del régimen de capitalización individual, apoyado en la experiencia chilena. Luego llegaría la privatización de las generadoras de energía, la competencia por la larga distancia y la llegada de los canales privados de televisión. Todo esto sucedió a lo largo de la década pasada, dentro de un marco de creciente agitación política. Situaciones como el conocido proceso 8.000 o el deterioro en las condiciones de seguridad fueron determinantes para que la confianza que exhibían los colombianos a mediados de los noventa, acabara siendo remplazada por un pesimismo creciente que trajo consigo quiebras y desesperanza. Hechos como el aumento de la tasa de desempleo hasta niveles superiores al 20 por ciento en 1999, fueron sintomáticos de los problemas de una economía cada vez vista con peores ojos dentro y fuera de las fronteras. Fueron años de disminución en la producción industrial, de caída en la construcción y de una fuerte crisis financiera que generó un hondo reacomodamiento en el sector. Todo lo anterior estuvo relacionado con una gran volatilidad internacional debido a problemas nacidos en México, Argentina o Turquía, para citar solo tres casos concretos. Esas circunstancias externas se sintieron también sobre la tasa de cambio, que tuvo períodos de devaluaciones aceleradas. No fue sino hasta la llegada del nuevo siglo que las aguas se comenzaron a aquietar. A partir del 2002 y después de que pasara el nerviosismo por la llegada de un presidente socialista en Brasil, empezó una etapa de expansión internacional y Colombia no fue indemne a una realidad externa más favorable. De manera lenta, para el 2004 el crecimiento se acercó al 5 por ciento anual, cifra que fue superada con holgura en los dos años pasados cuando el aumento en el PIB fue de 6,8 y 7,5 por ciento respectivamente. Así, después de una temporada de auge en 1993, a la que le siguió un periodo de decrecimiento, la economía nacional acabó viviendo su mejor época en casi tres décadas. Según datos oficiales, en ese lapso el ingreso promedio anual por habitante pasó de 1.790 a 3.619 dólares corrientes, mientras que el PIB saltó de 52,3 a 357,4 billones de pesos. Por su parte, la tasa de inflación que en 1993 llegó al 22,5 por ciento anual, cayó a un mínimo de 4,3 por ciento en el 2006. A raíz de la dinámica de la demanda y de un entorno internacional de precios de los productos básicos al alza, la carestía ha vuelto por la senda ascendente, ubicándose en niveles apenas inferiores al 8 por ciento al cierre de agosto, de acuerdo con el Dane. A su vez, la tasa desempleo que hace 15 años estaba ubicada en 8,6 por ciento ha descendido de los elevadísimos niveles de comienzos de la década, pero todavía se niega a retornar a niveles de un dígito, como lo demostró el 11,9 por ciento de julio. En cuanto al salario mínimo este pasó de 2.717 a 15.383 pesos diarios en el mismo lapso. También la revaluación de la moneda nacional fue un tema de preocupación. Después de cerrar a 804 pesos por dólar en 1993, hubo años de relativa estabilidad hasta que el mal desempeño de la economía nacional y los choques externos, cambiaron las circunstancias. Así, en el 2002, se llegó a un máximo de 2.864 pesos, evolución que fue seguida por un proceso de baja en la tasa de cambio que afectó a sectores exportadores específicos. Mientras eso ocurría, la inversión extranjera también tuvo su propia dinámica. De niveles de 1.446 millones de dólares en 1994 que casi se triplicaron dos años más tarde, fue evidente la parálisis a finales de la década pasada. Pero desde mediados de la actual es innegable el cambio de tendencia, como los reflejan los 9.039 millones de dólares registrados en el 2007, cifra superada este año. Igualmente las exportaciones que hace 14 años alcanzaron 8.538 millones de dólares fueron de 19.062 millones en el primer semestre del 2008. De mantener esa tendencia, las ventas del país se habrán multiplicado casi por cinco en un periodo relativamente corto. Tales mediciones comprueban que los avances en diversos frentes son una realidad. Si bien Colombia continúa sin resolver muchos de los desafíos que todavía la acosan en el tema social y que el crecimiento promedio en el periodo analizado no fue el mejor, también lo es que ha habido cambios positivos. Parafraseando al tango, es imposible afirmar que, este caso, 15 años no es nada. 22,5% era la tasa de inflación en 1993, cifra que luego cayó a 4,3 por ciento en el 2006. 52,3 billones de pesos era el PIB en 1996, el cual luego saltó a 357,4 billones de pesos en 2006. 2.717 pesos diarios era el salario mínimo diario hace 15 años. Hoy es de 15.383 pesos diarios.WILABR
Finanzas
15 sept 2008 - 5:00 a. m.
La economía en década y media
En ese momento eran algo más de 37 millones de habitantes, según el Dane. Y aunque para entonces los cálculos hablaban de casi 10 millones más de colombianos en el 2008, la realidad resultó diferente, de acuerdo con el censo más reciente. Factores como la migración y el menor número de hijos promedio por mujer incidieron en que la población nacional esté cercana a los 45 millones en el presente año, de acuerdo con las proyecciones oficiales.
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