En primer lugar, hay que destacar la tranquilidad del Banco Central en materia de inflación. Sus análisis indican que están controladas las presiones alcistas. Todo indica que el aumento en el costo de vida este año será inferior al 5 por ciento, dentro del rango previsto ( 4-5 por ciento). Lo importante de esta declaración, además de confirmar que los colombianos no debemos preocuparnos por una pérdida de la capacidad adquisitiva superior a lo presupuestado, es que indica que el Emisor no está considerando un aumento en el costo del dinero como medida para enfriar la economía y evitar así un desbordamiento inflacionario. Es una buena noticia que los directivos del Banrepública no estén pensando en una política monetaria contraccionista porque esto permitirá que las empresas y los consumidores sigan gozando los beneficios de la significativa reducción en las tasas de interés de los préstamos que se ha presentado en años recientes. Es indudable que esa menor carga financiera ha sido uno de los grandes motores del crecimiento de la economía, por la vía de un mayor impulso al consumo y a la inversión. Es verdad que aumentos moderados en las tasas de interés en ciertos momentos son indispensables para conjurar los peligros inflacionarios. Además es válido pensar que si no se exagera en su magnitud y frecuencia, posiblemente su efecto negativo sobre el consumo y la inversión no sería tan pronunciado. Pero también es cierto que si las empresas y los consumidores perciben que hay un cambio estructural en la tendencia del costo financiero, muy probablemente sí se frenará su ímpetu expansionista. Lo cual perjudicaría la dinámica del PIB, el recaudo tributario, y la generación de empleo. Por eso insistimos tanto en que en lo posible el Emisor no dé señales -como sí las ha dado la Reserva Federal de E.U.- de que ha finalizado la era del dinero barato. (En Estados Unidos dicho cambio fundamental en la tendencia del costo financiero ya se está reflejando en la marcada desaceleración de su economía). El otro punto que vale la pena destacar de la exposición del Banco de la República tiene que ver con la situación fiscal. Una vez más el Emisor -con toda razón- se suma al coro de quienes insistimos en que la administración Uribe tome medidas mucho más radicales para reducir el inconveniente déficit del Gobierno central (del orden del 5 por ciento del PIB). En ese mismo sentido se manifestó hace poco el presidente de la Andi, Luis Carlos Villegas, porque el dirigente gremial que representa a los empresarios también ve en este desequilibrio una seria amenaza de la estabilidad macroeconómica. En los últimos meses el Gobierno ha enfocado sus esfuerzos fiscales en armar la reforma tributaria que se acaba de presentar al Congreso. Eso está bien, es necesario pero insuficiente. De nuevo el Gobierno debe buscar -como lo hizo al comienzo del período presidencial pasado- fuentes de ahorro en el gasto público. El DNP, a través de su programa de modernización, logró importantes ahorros oficiales mediante una tarea muy juiciosa. Sin embargo, la realidad fiscal actual confirma que esa labor no bastó, que es indispensable una segunda ola de austeridad en el ámbito público. Përik & Yo Es una buena noticia que el Banco de la República esté tranquilo en materia inflacionaria.
Finanzas
03 ago 2006 - 5:00 a. m.
EDITORIAL El informe del Emisor al Congreso
Ayer la Junta Directiva del Banco de la República presentó su informe ante el Parlamento sobre la situación y perspectivas de la economía colombiana. Queremos comentar los principales mensajes de dicha intervención.
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