El moderado avance de la inflación debería llevar a que se aplace una posible alza en las tasas de interés, pues el Banco de la República tiene un buen margen de maniobra antes de que sea necesario reaccionar.
Una sorpresa agradable recibieron los analistas que le siguen la pista a la economía colombiana, cuando el Dane reportó que la inflación en febrero llegó a 0,83 por ciento, una centésima menos que en igual periodo del año pasado.
Como resultado, la elevación en el Indice de Precios al Consumidor en los últimos 12 meses ascendió a 2,09 por ciento, una cifra que está muy cerca del límite inferior de la meta fijada por el Banco de la República para el 2010, que es un rango entre 2 y 4 por ciento.
En contraste, los expertos esperaban un incremento mensual cercano al uno por ciento, por cuenta del fenómeno climático de 'El Niño' que ha afectado a las cosechas y la disponibilidad de ciertos alimentos, que en conjunto tienen un peso de casi una tercera parte en la canasta familiar. Pero lo cierto es que los reajustes fueron más moderados y que en general la carestía se mantiene a raya, con lo cual no se han encendido las alarmas en ese frente.
Esa es una buena noticia para millones de familias, cuyos ingresos no se van a ver mermados de manera considerable por las alzas. Pero para quienes saben de estas cosas, las consecuencias de lo sucedido van mucho más allá.
El motivo es que existía la expectativa de que el ritmo inflacionario se acelerara con relativa rapidez, lo cual habría obligado al Banco de la República a adoptar la decisión de reajustar sus tasas de interés a mediados del año para contener la avalancha. Tales apuestas, junto al creciente déficit fiscal del Gobierno, llevaron a una elevación en el rendimiento de los bonos del Tesoro, TES, en el mercado secundario a cercanías del 9 por ciento anual, un punto más que hace pocos meses.
Aunque para la inmensa mayoría del público dicha subida es menor, una variación de esa magnitud en un título que tiene una madurez de 15 años o más, implica cambios grandes en su precio. Esa es la razón principal por la cual las utilidades del sector financiero -que incluye a las entidades de crédito, a las compañías de seguros y a otras instituciones- cayeron 34 por ciento en enero pasado al llegar a 364.038 millones de pesos, pues sus inversiones ascienden a 87,7 billones de pesos de los cuales una buena parte está en TES.
Más golpeados todavía, salieron los fondos de pensiones obligatorios que tuvieron un resultado negativo superior al medio billón de pesos sobre inversiones que en total superan los 180 billones de pesos, debido a la misma razón.
Ahora, por cuenta del menor avance del nivel general de precios, las cosas se ven un poco diferentes. Bulltick Research, una firma que tiene sus oficinas principales en Miami, asegura que hacia finales del 2010 las tasas de los TES deberían descender hacia niveles cercanos al 8 por ciento.
Por su parte, Anif opina que el Banco de la República debería recortar los intereses que le cobra al sector bancario por darle liquidez -que están en el 3,5 por ciento anual-, con el fin de darle una mano a la economía cuyo crecimiento apunta a ser mediocre.
Y aunque considera que una decisión en ese sentido es poco probable, la entidad bogotana insiste en que al menos el Emisor debería postergar cualquier incremento en el costo del dinero hasta bien entrado el próximo semestre.
Lograr una relativa estabilidad en los intereses sería algo muy positivo para los colombianos. De un lado, empresas y consumidores pueden mantener constante lo que pagan por sus créditos ya contratados. Del otro, la sensación de que endeudarse es menos oneroso que antes, puede llevar a una reactivación del crédito y, por ende, de la demanda, con lo cual la actividad productiva tendería a ser más dinámica.
Según la Superintendencia Financiera, en el primer mes del 2010 la cartera de préstamos aumentó a un ritmo anual de apenas el 2,3 por ciento, a pesar de que el segmento hipotecario creció más de 12 por ciento.
Falta ver si la reducción en las tasas de interés, que en promedio han disminuido en más de siete puntos porcentuales en 12 meses, hasta llegar al 13,6 por ciento anual, es suficiente. En particular, hay quienes dicen que están dadas las condiciones para que se reactive el crédito de consumo en donde los intereses no han bajado tanto, ya que los problemas de atrasos han mermado sensiblemente. Si eso ocurre o no, es algo que se verá en el futuro cercano.
Pero por ahora es alentador que la inflación se mantenga bajo control y que esa realidad le dé cierta calma tanto a deudores, como a los poseedores de papeles financieros.