A pesar de los importantes aportes de investigadores y las nuevas tecnologías, a lo largo del siglo pasado, el problema de las enfermedades crónicas sigue sin resolver, no obstante los altos gastos en los sistemas de salud, tanto en países desarrollados como en vías de progreso, señala el informe. Se hace urgente un cambio en los modelos educativos que se siguen en las aproximadamente 3.000 escuelas de medicina y enfermería que existen en el planeta, contando entre ellas las de mayor prestigio y más costosas hasta aquellas pocas ubicadas en los países más atrasados, teniendo en cuenta que en 36 de estos últimos no existe siquiera una de estas. En la elaboración del informe participaron, entre otros, representantes de la Fundación Bill y Melisa Gates, el Consejo de Medicina de China, varias de las más renombradas universidades de Estados Unidos y Europa, destacándose asimismo la presencia, por América Latina, de la doctora Patricia García, de la Universidad Cayetano Heredia, del Perú. En medio de su extenso trabajo, la Comisión revisó más de 11.000 documentos sobre los modelos de enseñanza de la medicina en centros académicos de Estados Unidos y Europa, principalmente. Igualmente repasaron informes que tuvieron un alcance mundial como el Flexner, publicado hace exactamente un siglo, del cual se desprendieron distintas reformas en las pasadas décadas. Entre las anotaciones generales se señala que los programas que se siguen en un total de 2.420 escuelas de medicina privada y 467 publicas, los planes de enseñanza están estancados, son anticuados y desarticulados, al tiempo que los servicios de salud prestados a la población que los necesita no son los más apropiados. Sostiene que el enfoque es fundamentalmente hospitalario, en tanto que hay casi una rivalidad entre las distintas especialidades y los profesionales actúan cada uno por su lado. Prácticamente no existe el trabajo en equipo y se aprovechan muy poco las experiencias y redes multidisciplinarias de conocimiento global. POCOS PARA MUCHOS Se revela que un millón de médicos, enfermeras y técnicos intermedios, que egresan cada año a nivel mundial, son además muy pocos para atender las necesidades de una población superior a los 7.000 mil millones. Asia, con más de la mitad de población, tiene cerca de mil escuelas de medicina. Estados Unidos y Canadá cuentan con 173 y América Latina, con 513. Se estima que la formación anual de dichos profesionales tiene un costo de alrededor de los 100.000 millones de dólares. En este aspecto también existen serios contrastes: mientras que la carrera universitaria de un doctor en Estados Unidos o Europa cuesta entre 400.000 y 500.000 dólares, en China vale 14.000 y en Latinoamérica 113.000. En el caso de las enfermeras, el costo de su formación se estima en 100.000, 3.000 y 26.000, respectivamente. Para enfrentar el reto de una transformación profesional, los expertos recomiendan cambios estructurales tanto en el campo de la enseñanza como en el sector institucional, en desarrollo de un trabajo conjunto entre los sectores de la salud y la educación. Se plantean componentes, como los siguientes: - La adopción de planes de estudios basados en competencias, que respondan a las necesidades locales, de rápida evolución, en lugar de cursos estáticos. - Promoción de la educación interprofesional, eliminando las barreras entre las distintas profesiones y especialidades, mejorando las relaciones de colaboración y desmontado jerárquias. - Explotar el poder de la tecnología de la información (TI) para el aprendizaje a través del desarrollo de pruebas, capacidad de recopilación de datos y el análisis, simulación y pruebas, aprendizaje a distancia, conectividad entre redes de colaboración, y gestión para incrementar el conocimiento. - Adaptación a nivel local, de los recursos disponibles a nivel mundial, incluyendo profesores, programas de estudios, materiales didácticos, y estudiantes vinculados internacionalmente a través de programas de intercambio. - Promover un nuevo profesionalismo que utilice las competencias como criterio objetivo para la clasificación de los profesionales de la salud, fortaleciendo sus funciones como agentes de cambio responsables y gerentes competentes. - Establecer mecanismos de planificación conjunta en todos los países, implicar a los ministerios de educación y salud, asociaciones profesionales y la comunidad académica, para superar la fragmentación, definir políticas, y armonizar la oferta y la demanda de los profesionales de la salud para satisfacer las necesidades de la población. Con respecto a la distribución geográfica, se debería hacer hincapié en el reclutamiento de estudiantes de zonas marginadas, ofrecer incentivos financieros y de capacitación a los proveedores de servicio a estas zonas, y desplegar la fuerza de la tecnología de la información para evitar el aislamiento profesional. - Expandir los sistemas académicos, ampliando el tradicional cubrimiento en centros de educación y hospitales, a centros de atención primaria y comunidades, buscando el aprendizaje permanente en todos los niveles. - Inducir, a través de redes, alianzas y consorcios, regionales y mundiales, entre las instituciones educativas y los distintos actores como gobiernos, organizaciones de la sociedad civil, empresas y medios de comunicación. - Fomentar una cultura de la investigación crítica como una función central de las universidades y otras instituciones de educación superior, como elemento crucial para movilizar el conocimiento científico, la deliberación ética y el debate público que lleve a generar la transformación social. El millón de médicos, enfermeras y técnicos que egresan cada año a nivel mundial, son muy pocos para atender las necesidades de una pobla- ción de más de 7.000 millones.
Finanzas
21 dic 2010 - 5:00 a. m.
La educación de médicos y enfermeras es obsoleta
La enseñanzas que se les imparte a médicos y enfermeras son inadecuadas y obsoletas, y su enfoque no responde a las exigencias del nuevo siglo, cuando más de 7.000 millones de personas, la mayoría de ellas pobres, reclaman un mayor bienestar. Esto sostiene en forma enfática el Informe Lancet, preparado por un grupo de 20 científicos de nivel mundial, encabezados por el decano de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, Julio Frenk.
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