La medida no afecta a la mayoría de los productos que el país le vende a Venezuela.
CARLOS ANDRÉS PÉREZ *
Especial para PORTAFOLIO
La reforma cambiaria decretada en Venezuela la semana pasada, que establece un tipo de cambio dual, generó temores en el sector exportador colombiano. Pero dada la pobre dinámica del comercio entre ambos países, la posibilidad de que el Banco Central de Venezuela (BCV) intervenga en el mercado cambiario y que la mayoría de las exportaciones colombianas se venían liquidando a la tasa de cambio paralela, los efectos sobre Colombia serían relativamente moderados.
Actualmente existen tres tipos de cambio en Venezuela: dos oficiales y uno paralelo. El BCV reconocerá las tasas de 2,60 y 4,30 VEF/USD, mientras la tasa de cambio paralela se rige por fuerzas de mercado. La medida representó una devaluación del 17,3 y 50 por ciento, respectivamente, para las tasas oficiales.
El primer tipo de cambio (2,60 VEF/USD) se usará en la liquidación de divisas para importaciones de sectores prioritarios como alimentos, salud y educación, entre otros. La venta de divisas para importaciones del sector público y el pago de deuda externa también se efectuará a esta tasa.
Las demás operaciones se realizarán con la tasa de cambio de 4,30 VEF/USD, denominada 'dólar petrolero' pues regirá, entre otras, las transacciones que PDVSA (la estatal petrolera) realice con el BCV para convertir divisas en moneda local.
El mercado paralelo del dólar existe en Venezuela desde el 2003, cuando se implementaron un régimen de tipo de cambio fijo y un estricto control en el mercado de divisas. Estas medidas motivaron a los importadores venezolanos a realizar transacciones empleando bonos denominados en dólares (y pagaderos en bolívares) para satisfacer sus necesidades de liquidez. Estas transacciones generan una tasa de cambio paralela superior a la oficial.
El nuevo régimen cambiario duplicará los ingresos del Gobierno venezolano por concepto de exportaciones petroleras (que representan más del 90 por ciento de las exportaciones totales). Para dimensionar este flujo de recursos, debe destacarse que los ingresos petroleros representan cerca del 50 por ciento del presupuesto nacional.
Siendo el 2010 un año electoral en Venezuela, gran parte de los recursos adicionales se destinará a continuar los programas sociales y ayudarán a frenar la caída del PIB en el corto plazo a través de un aumento en el gasto público, lo cual contribuirá a incrementar la inflación, que en el 2009 fue 25 por ciento. Además, las importaciones representan más del 70 por ciento del consumo en Venezuela, por lo tanto la medida tendrá un efecto al alza en el nivel de precios, posiblemente mayor al 5 por ciento anunciado por el Gobierno. Esto, sumado a la reducción salarial real observada por los trabajadores, implicará una caída sustancial en su capacidad de compra.
Asimismo, se espera que el ajuste cambiario, combinado con las normas existentes para la repatriación de ganancias de las empresas, seguirá desincentivando la inversión extranjera.
Para intuir el impacto de la medida sobre las exportaciones colombianas, es necesario definir la tendencia y la situación actual de las relaciones comerciales.
Las ventas internacionales de Colombia cayeron durante el 2009 como resultado de la recesión mundial, del declive de la capacidad de consumo en E.U. y de las tensiones comerciales con países vecinos. La dinámica de las exportaciones a Venezuela ha sido negativa desde mediados del 2008, debido a la baja en el precio del petróleo y su deterioro se agudizó en el 2009 por la desaceleración de esa economía y los conflictos diplomáticos que derivaron en restricciones a las importaciones colombianas.
La Dian estima que en diciembre del 2009 las exportaciones colombianas cayeron un 9,0 por ciento con respecto a diciembre del 2008, mientras que las exportaciones hacia Venezuela habrían caído 76,3 por ciento. La diferencia entre ambas tasas de contracción, sugiere que ha habido avances en la búsqueda de mercados alternos para bienes que iban al vecino país. No obstante, falta mucho por hacer en ese frente ya que las tensiones diplomáticas persisten y el menoscabo en las relaciones comerciales continuará.
Por otra parte, el tipo de cambio oficial se había vuelto irrelevante para la mayoría de las exportaciones a Venezuela. Los productos que hoy deberían liquidarse a 4,30 VEF/USD, que representan más de tres cuartas partes de los bienes que se venden a ese país, venían liquidándose en el mercado paralelo. Incluso, es factible que gran parte de los bienes prioritarios también se saldaron en ese mercado. Esto significa que la devaluación no afecta a la mayoría de los productos colombianos.
En este sentido, la mayor intervención en el mercado cambiario anunciada por el presidente Chávez, con el fin de evitar la 'especulación' y cerrar la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo, podría reducir la tasa de cambio no oficial e irónicamente abaratar algunos bienes colombianos. Además, la mayor disposición de divisas anunciada podría resultar en que algunos productos colombianos se vuelvan a transar a las tasas oficiales. Sin embargo, las restricciones de acceso a dólares para la mayoría de productos colombianos persistirán.
Por todo lo anterior, se estima que el impacto del ajuste cambiario decretado será moderado, en términos generales, para Colombia. En línea con esto, el día siguiente del anuncio de las medidas cambiarias el peso colombiano no registró presiones devaluacionistas. Se daba por descontada la necesidad de buscar nuevos mercados y, teniendo en cuenta que las empresas venezolanas no pueden satisfacer inmediatamente la producción de los bienes afectados por la norma, aún hay tiempo para eliminar la dependencia del inestable y deteriorado mercado venezolano.
* Analista