En 1970, un grupo de 48 agricultores, inconformes con el tratamiento que sentían por parte de la Federación Nacional de Algodoneros, debido a lo que consideraron una inequitativa liquidación del precio de la cosecha de algodón 1969/1970, decidieron abrir rancho aparte y darle paso, en Aguachica, a la Cooperativa Algodonera del Departamento del Cesar, Coalcesar.
Así, mediante la resolución1909 del 18 de noviembre y con aportes sociales de 1.000 pesos por parte de cada uno de los socios, nace Coalcesar para darle impulso a una región en la que confluyen varios departamentos: Cesar, Santander, Norte de Santander, el sur de Bolívar y buena parte de Magdalena.
En estos 40 años de historia muchos logros y reveses ha vivido esta agremiación, que comenzó actividades en el primer semestre de 1971 con la financiación de ajonjolí, cultivo que no fue rentable y congeló todos los recursos disponibles.
Con esta situación y 69.000 pesos de sobregiro en el banco, Mario Rodríguez Rico inició su gestión como gerente de la entidad, el 16 de septiembre de 1971, la cual se ha extendido todos estos años. En ese momento se generó un boom algodonero, que le dio un gran impulso a la organización. En 1972 la entidad se asocia a Financiacoop, un instituto para la financiación del sector cooperativo. Entre 1974 y 1975 se creó Cenalgodón y el Gobierno le entregó a la Federación Nacional de Algodoneros, a Coral y a Asocesar las desmotadoras, dejando en gran desventaja a Coalcesar.
En 1975, después de una buena cosecha se toma la decisión de diversificar y comprar terrenos y molinos de arroz. También se hace propietarios de tierra a muchos de los socios que eran arrendatarios, y en 1977 importan su primera máquina desmotadora Lummus 3-128.
Para ese año, Coalcesar contaba ya con 212 asociados y 9.700 hectáreas sembradas en algodón, antes de enfrentar la gran crisis con un capital 12,8 millones de pesos. El área algodonera del país creció abruptamente para la cosecha 77/78, después de excelentes resultados en la anterior, lo que provoca un retraso importante en el suministro de insumos, especialmente insecticidas.
Ante la magnitud de la crisis algodonera, el gremio recurre al entonces presidente Julio César Turbay, quien los apoyó con un crédito vía Proexpor, a ser pagado con una sobretasa al desmote. Después de la cosecha 77/78 que desalentó a los productores, estos comenzaron a mirar hacia otros cultivos, especialmente sorgo y arroz.
La década de los 80 llega con nuevos bríos. Coalcesar se amplía y monta una infraestructura para recibo, limpieza y comercialización de sorgo.
En 1983 monta un molino de arroz y un año después compra Farca, una compañía de aviación y crean un departamento de fumigación aérea. También se compra Prosemillas, una planta de semillas de arroz, algodón y maíz. Al mismo tiempo se inicia la construcción de bodegas de almacenamiento y silos.
Se instalan dos secadoras de torre de 40 toneladas de grano hora cada una. Pero la dicha no dura tanto y cambios en la política nacional e internacional golpean al sector: llegan la apertura económica del gobierno de César Gaviria y la desintegración de la Unión Soviética, uno de los tres más grandes productores de algodón del mundo, por lo que se dispersa la oferta y caen dramáticamente los precios internacionales.
Además, los agricultores sufren el boleteo y la violencia de los grupos al margen de la ley.
48 fueron los socios fundadores de Coalcesar, quienes se unieron en 1970.
Un futuro promisorio
Hoy Coalcesar es una entidad totalmente saneada. Trabajan de planta 32 empleados y por contratos otros 15. Tiene aportes sociales por 2.530 millones de pesos, su patrimonio es de 15.668 millones y las ventas en promedio anual son de 24.000 millones, entre algodón, arroz, sorgo, maíz y ganado. En esta última década se inicia una etapa de internacionalización de algodones de alta calidad, teniendo a Perú como primer comprador, a través de la comercializadora internacional creada por el gremio de los algodoneros.