Si bien el dólar barato viene acaparando la atención del país por la manera como perjudica la producción, este es solo un punto más de una lista de obstáculos que tiene a la industria colombiana con un crecimiento casi nulo hasta noviembre, de 0,2 por ciento.
El hecho más mencionado para explicar tanto el mal momento como un crecimiento bajo de varios años, con respecto al resto de la economía, es el de los altos costos de la energía eléctrica.
De acuerdo con industriales y con un estudio de investigadores del Banco de la República, las empresas colombianas pagan precios comparativamente altos por la electricidad, mientras que el costo de los salarios frente a los de otros países con los que se compite, se ha encarecido a causa de la revaluación del peso.
Para los investigadores Jaime Collazos y Harold Londoño, del Banco de la República, el mayor impacto en los costos industriales viene de la mano de obra no calificada y de la energía eléctrica. Al comparar con otras ciudades de países de la cuenca del Pacífico, se encontró que las ciudades colombianas tienen los costos más altos de energía y los segundos más altos en salario mínimo.
De otra parte, el gerente de Hilandería Fontibón, Felipe Lozano, dice que se “entiende que un salario mínimo no es gran cosa, pero cuando lo comparamos contra los de los países con los que competimos, es alto”.
Los empresarios, por su parte, también mencionan otros obstáculos como la infraestructura deficiente, mayores costos para instalar o expandir una planta de producción o mayores costos comparativos de la materia prima. Y así como se paga más caro por la electricidad, ocurre algo similar con el gas, el acpm y la gasolina.
De acuerdo con Carlos Alberto Garay, presidente de Acoplásticos, gremio de la industria del plástico, “Colombia internacionalizó sus precios pero no sus costos. Y ante esa realidad, la conclusión a la que puede llegar un empresario es que ‘no debo producir’ ”. En contraste, competidores como Ecuador y Perú “han internacionalizado sus costos”, asegura Garay.
Según el gremio, el costo de la electricidad es el doble en Colombia que lo que se paga en Estados Unidos, pues el kilovatio hora sale por 13 centavos de dólar, mientras en Estados Unidos son 6 centavos. También supera a los precios de México, Perú y Ecuador.
En gas, para grandes consumidores, es más costoso que en Perú, México o Estados Unidos. La gasolina es la quinta más cara del continente, y representa el 30 por ciento de los costos de operación del transporte de carga.
En los últimos tiempos, los industriales han recibido alivios como la reducción de los aranceles a materias primas y bienes de capital no producidos en el país, y, en el caso de la electricidad, la eliminación de la sobretasa del 20 por ciento. Así mismo, la eliminación de parte de los parafiscales.
Si bien esas decisiones han tenido cierto efecto, varios industriales dicen que no son suficientes. En el caso de los costos de la electricidad, empresarios sostienen que el problema de fondo está en las normas que le garantizan al negocio de distribución de energía eléctrica un retorno de 16 por ciento, y al de transmisión, del 9 por ciento, en los primeros 25 años del proyecto.
Se trata de normas que datan del 2002 y de 1999 que los empresarios reclaman que se adapten a las condiciones actuales de los mercados.
En la mas reciente misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el estado de la economía colombiana, el Gobierno le informó al fondo que el Ministerio de Hacienda trabaja con la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) para reducir los costos de la energía. Por el momento no hay señales sobre disposiciones o cambios de las normas que vayan en ese sentido.
En cuanto al efecto del dólar barato, el presidente de Productos Químicos Panamericanos (PQP), Álvaro Gómez, dice que hace difícil exportar, eleva los costos y encarece la mano de obra. Gómez enfatiza en la infraestructura, y señala que los productores locales ‘echan números’ sobre cuánto les vale el flete desde distintas ciudades a Michigan (EE. UU.), por ejemplo, y ahí Colombia ‘pierde el año’.