Una imagen mental bastante popular asocia a los pliegues vocales con las cuerdas de una guitarra, y la idea de 'perder la voz' puede asociarse con cierto miedo infundado de que se 'corten'.
Pues bien, no es así: los pliegues vocales son dos músculos simétricos, recubiertos de varias capas y con múltiples tejidos, ubicados en la laringe, cuyas aperturas, cierres, contracciones y cambios de forma cumplen un papel fundamental en la modulación de la voz, y es absolutamente infrecuente que se 'corten'.
No son músculos voluntarios, sino que se mueven como consecuencia de la acción de otros músculos cuyo movimiento sí es voluntario, y que -esto es lo importante- se pueden aprender a utilizar mejor para no deteriorar la voz.
"Las alteraciones de la voz se producen por diferentes caminos, y uno de los más importantes es el mal uso y abuso", explica Fabiana Wilder, fonoaudióloga del Hospital de Clínicas José de San Martín (Buenos Aires), y especialista en la prevención, diagnóstico y tratamiento de alteraciones de la voz.
Muchas veces no hay una alteración específica de los pliegues vocales, pero sí una alteración de la voz que, si persiste en el tiempo, puede producir alteraciones orgánicas, como los nódulos, pólipos, quistes o edemas. Uno de los últimos descubrimientos dice que el reflujo gastroesofágico, o acidez estomacal, es un factor frecuente de deterioro de la voz.
"Uno no tiene la misma voz ni siquiera a lo largo del día, porque cambia, pero ante una disfonía que persista por más de una semana, por ejemplo, hay que consultar con al médico", señala la especialista.
La voz también se educa, docentes, locutores, periodistas y cantantes, entre otros, requieren un uso intensivo de la misma, que no siempre está debidamente entrenada. Las bases del entrenamiento requieren aprender a usar mejor la musculatura específica, una buena utilización de la resonancia y un soporte respiratorio. "En realidad, lo que uno aprende con el entrenamiento es a obtener la mejor sonoridad de su voz con un mínimo de esfuerzo", define Fabiana Wilder. La clave es aprender a usar la voz de diferentes maneras en diferentes circunstancias.
Pautas y ejercicios para el cuidado de su voz- Para los maestros, o quienes deban hablar en público con voz fuerte y sostenida, lo conveniente es un tono de voz preferentemente agudo.
- Hablar más lento y pronunciando detalladamente ('sobrearticular') también contribuye a un menor deterioro de la voz.
- En el habla cotidiana, elegir el tono que resulte más cómodo.
- Limite el uso de la voz durante los periodos de congestión nasal o alteraciones respiratorias.
- No fume y evite la exposición al humo de cigarrillo.
- No hable en ambientes ruidosos. No grite para que lo escuchen. Acercarse a las personas, hablar en un tono normal y vocalizar para que lo entiendan.
- Hidratarse. Beba agua a sorbos mientras se habla o se expone. Reduzca el consumo de alcohol y otros irritantes como el té, el café y las bebidas colas.
- No tosa ni carraspe con esfuerzo.
- Disminuya su permanencia en lugares con aire acondicionado Reduzca las largas conversaciones telefónicas. No se automedique, acuda a su otorrinolaringólogo.