No solo no pierden la esperanza, sino que la mayoría de ellos prefiere asumir los costos antes que tomar un seguro para cubrirse de la revaluación.
Las coberturas cambiarias para un exportador no son más que un seguro que les permite al empresario vender sus dólares en una fecha del futuro a un precio acordado con anticipación, lo que le garantiza un precio del dólar y le permite decidir con seguridad si se mete o no en un negocio, sabiendo si ese valor del dólar alcanza para pagar sus costos o le garantiza ganancias.
Norberto Cubillos, gerente de Poporo Arte, una microempresa que exporta réplicas del Museo del Oro hacia la Unión Europea, y vende al año cerca de 700 millones de pesos, dice que nunca había escuchado sobre este seguro. Además, apunta que les tiene miedo a los bancos.
A pesar de que reconoce que la revaluación lo tiene al borde de la quiebra y el cierre del negocio, con pérdidas al año de 150 millones de pesos, subraya que "honestamente no confío en esos servicios, no confío en los bancos".
A los pequeños empresarios, dice Cubillos, "nos toca defendernos como gatos patas arriba. En Colombia toca así. Las ayudas para los pequeños exportadores no existen. Acá la lucha se da con productividad, pero esperar y confiar en esos servicios no es conveniente".
Las razones para que, especialmente pequeños y medianos empresarios, no usen las coberturas cambiarias, van desde el miedo o el desconocimiento, hasta el poco interés.
El aparente desinterés de defenderse de la caída del dólar se presenta especialmente entre medianos y pequeños empresarios, que desconfían de las alternativas de coberturas cambiarias que les ofrece el sistema financiero, incluida la banca oficial a través de Bancóldex.
Para las grandes empresas exportadoras, especialmente de sectores como el café y el petróleo, el tema de las coberturas es pan de cada día y han logrado mitigar en parte los efectos que sobre sus balances provoca el desplome del dólar.
La Bolsa de Valores de Colombia (BVC) ofrece las llamadas Operaciones a Plazo con Cumplimiento Financiero (Opcf), que cumplen un objetivo importante de manejar negocios con empresarios bajo estándares definidos y normas muy claras de negociación.
De todas maneras, según las entidades bancarias, en sectores como las flores y el banano esas operaciones siguen siendo muy bajas en comparación a los volúmenes de negocios que se manejan.
Empresarios consultados admiten que es una buena herramienta, para contrarrestar las pérdidas en estas épocas de revaluación, aunque el mayor lío es la falta de difusión y conocimiento de esta herramienta de protección.
Julián Obando, jefe administrativo de la empresa Mecánicas Eléctricas Melec, una mediana compañía con 100 trabajadores y ventas anuales por 30.000 millones de pesos, admite que las coberturas bancarias son una buena alternativa, porque garantizan flujo y congelan ingresos, ya que se sabe a ciencia cierta cuánto va a entrar por ventas.
"Con una revaluación sin control y el mercado loco, el empresario debería proyectarse en ese sentido y dejar de pensar que las circunstancias van a cambiar, porque es evidente que a corto plazo eso no va a pasar. Lo malo es que uno siempre mira hacia atrás y no para adelante", admite.
Por su parte, Norman Correa, presidente de Acopi, gremio de los pequeños y medianos empresarios, advierte que "es necesario que los bancos hagan una mejor y mayor difusión de este servicio. Hay que vendérselo mejor al pequeño empresario, que ya de hecho tiene problemas por las pérdidas que enfrenta y asocia bancos con mayores costos".
En el caso de los importadores, los bancos dicen que estos son mucho más activos con las coberturas, pues aprendieron de la experiencia cuando fueron golpeados por la alta devaluación que hubo antes del 2004, cuando el precio del dólar subía sin control hasta llegar a rondar los 3.000 pesos.
Se pueden asegurar negocios desde US$ 2.000 en adelante
Las coberturas para un exportador no son más que un seguro para vender dólares a futuro a un precio acordado con anticipación con el comprador, sin importar que al momento de concretar el negocio la divisa esté por debajo o por encima del valor pactado entre las partes.
Camila Vásquez, gerente de divisas del Banco de Bogotá, explica que ese tipo de productos existen para operaciones desde 2.000 dólares en adelante y aún así, la demanda no es la que debería existir en un mercado como el colombiano.
Eso sí, se asume el riesgo de que al momento de cerrar la operación el precio del dólar haya subido y así el exportador dejaría de recibir un monto importante de pesos, lo que significaría que la cobertura no fue un buen negocio.
Pero en los cinco años de fuerte caída del dólar esa situación es la excep- ción. En cambio, también puede ocurrir que el dólar se desplome muy por debajo del precio pactado y, en este caso, el exportador habrá asegurado una ganancia.