Este comandante de la 1ª brigada, 25ª división de infantería, reconoce que la misión de los soldados ha cambiado considerablemente. "Irán a la comisaría central, se reunirán con los policías, los ayudarán con su radio, a veces saldrán a patrullar (...), todo a pedido de la policía iraquí", explica.
Desde hace algunos meses, el número de misiones disminuyó significativamente y a menudo se limitan a proyectos de reconstrucción de infraestructuras, distribución de alimentos o entrenamiento de las fuerzas iraquíes.
En la base de Warhorse, cerca de Baquba, la vida de unos 4.000 soldados de la 1ª brigada, 25ª división de infantería, será muy diferente a la de las brigadas precedentes que estuvieron alojadas allí.
Será el fin de las semanas de combates contra los insurgentes, la reconquista de Baquba calle por calle, a veces casa por casa, y del constante acoso de los guerrilleros, que colocaban bombas al borde de las rutas para hacer estallar los vehículos norteamericanos.
"Cuando llegué, en septiembre pasado, salíamos al menos cuatro veces por semana. Actualmente eso casi ha terminado para nosotros", señala Xavier Canfield, un soldado de 22 años, mientras juega al baloncesto.
El resto del tiempo, "nos quedamos en la base en alerta, venimos a jugar aquí, vamos a la gimnasia o miramos películas", afirma este joven procedente de Louisiana (sur de Estados Unidos). Su colega Tavaros James, de 22 años, estaba encargado de aprovisionar los puestos de combate urbano que acaban de ser suprimidos por el ejército.
En total, el ejército eliminó 11 bases de las 18 que poseía en la provincia de Diyala, cuya capital es Baquba.
"Me queda sólo un mes. No saldré más. Voy a quedarme aquí, probablemente jugando al baloncesto y preparando mi equipaje. Ha llegado la hora de partir", señala el soldado James.
Muchos soldados de infantería, entrenados en la lucha antiguerrillera, confiesan en privado que se aburren en sus nuevas tareas. Pero el coronel rechaza todas las críticas. "Su trabajo consiste en cumplir órdenes. Un día pueden apretar el gatillo, el siguiente limpiar los vidrios o hacer un trabajo humanitario", dice el coronel a sus tropas.
"Yo estoy agradecido de que no matemos más. Eso quiere decir que podemos regresar a nuestro hogar, que Irak está un poco más cerca de convertirse en una sociedad pacífica", añade.
Sin embargo, "el 30 de junio no significa que voy a permanecer en mi base, sin salir, sin hacer nada. Al contrario, fuera de las ciudades la situación no ha cambiado mucho, y puedo desplazarme como quiera", insiste.
Las fuerzas de seguridad de Irak recobraron el martes el control de las ciudades iraquíes, seis años después de la invasión liderada por Estados Unidos, pero el histórico día se vio enlutado por un sangriento atentado en Kirkuk (norte), que dejó 33 personas muertas y otras 92 quedaron heridas, entre ellas varias mujeres y niños.
El ataque coincidió con el día en que 500.000 policías y 250.000 militares iraquíes empezaron a hacerse cargo de la seguridad en las ciudades y los pueblos.
El traspaso se vio opacado también por el anuncio de la muerte de cuatro soldados estadounidenses el lunes, "a raíz de heridas recibidas en combate"" indicó el ejército norteamericano.
Licitación petrolera
Irak planea adelantar una segunda licitación de importantes contratos energéticos, y daría otra oportunidad a las firmas extranjeras para que pujen por yacimientos que no fueron concedidos en la subasta de esta semana, en la que alcanzó un sólo acuerdo.
En la histórica licitación fue otorgado sólo un campo a un grupo extranjero liderado por BP; una decepción para los que esperaban que la subasta ayudara a revivir el devastado sector petrolero y elevara la producción de Irak, actualmente de unos 2,4 millones de barriles por día (bpd). La fecha de la nueva licitación se anunciará próximamente.