Cuando los ejecutivos japoneses se ven obligados a irse de sus compañías, por lo general se van sin hacer ruido, una última señal de lealtad corporativa al final de una larga carrera. Kuniaki Nozoe ha asombrado a Japón al cuestionar su salida de la presidencia de Fujitsu Ltd., una de las mayores compañías tecnológicas del mundo.
Ejecutivos de Fujitsu dijeron en septiembre que Nozoe dejó la compañía debido a una "enfermedad". Ahora, dicen que la verdadera razón fueron sus vínculos "inapropiados" con una firma de dudosa reputación, sin ofrecer más detalles. Por su parte, Nozoe dice que la compañía fue más explícita con él, alegando posibles conexiones con criminales.
En una entrevista con The Wall Street Journal, Nozoe dio por primera vez su versión de la historia. El ex presidente de Fujitsu cree que le obligaron a irse debido a sus intentos impolíticos de reestructurar la compañía, uno de los pilares de la industria japonesa, actuando enérgicamente para eliminar líneas de negocio con malos resultados. "Hizo muchos cambios de golpe", afirma. "Y siendo Japón, probablemente creó cierta resistencia".
Ejecutivos de Fujitsu dicen que no pueden proveer una explicación detallada de la salida de Nozoe. Este relato proviene principalmente de Nozoe. Algunas secciones fueron confirmadas por fuentes dentro de Fujitsu, pero otras son únicamente del ejecutivo.
Una cosa está clara. Las reglas están cambiando para las compañías japonesas. Su dominio en industrias que van desde los productos electrónicos a los automóviles se ve amenazado por nuevos competidores en China y Corea del Sur o rivales fortalecidos en Estados Unidos y Europa.
Aun así, cambiar drásticamente una empresa nipona puede sentar mal a las fuerzas arraigadas y causar parálisis organizativa. Por ello, gran parte de las tendencias de reestructuración tienden a ser incrementales. El cambio es más difícil ya que casi todos los ejecutivos japoneses son empleados de carrera de sus empresas, y las juntas directivas tienen pocos directivos externos.
Fujitsu tuvo en su momento fama de ser una compañía tecnológica dinámica. En los años 90, desarrolló la supercomputadora más rápida del mundo. Pero en los últimos años, se ha visto presionada por los menguantes márgenes en muchos de sus negocios y por dificultades para expandirse fuera de Japón.
Nozoe era un ejecutivo de la casa, que había comenzado en Fujitsu tras graduarse de la universidad en 1971.
Era poco conocido entre los empleados y él mismo se consideraba más un estratega tras bambalinas que un general de campo. Nozoe fue el primer presidente ejecutivo que se recuerde que no tenía una carrera de ingeniería. Su principal logro había sido mejorar su rendimiento en los servicios de software.
Fujitsu tenía motivos para remover las cosas. En el año en que asumió la presidencia, Fujitsu sufría las consecuencias de un enfriamiento en el gasto tecnológico y registró una pérdida neta de 112.300 millones de yenes (US$1.190 millones) en el año fiscal finalizado el 31 de marzo de 2009, el primer resultado negativo en seis años.
En los años anteriores a la presidencia de Nozoe, Fujitsuya había empezado a reestructurarse, vendiendo su volátil negocio de pantallas. Pero Nozoe consideraba que el plan no era lo suficientemente severo. Se deshizo del deficitario negocio que llevaba 40 años fabricando discos duros y subcontrató en Taiwán una operación que produjo microchips durante medio siglo.
Expandió los servicios globales, concediendo mayores poderes a las filiales internacionales y eliminando una serie de posiciones corporativas de medio rango.
Nozoe trató de vender Nifty Co., su problemática división de servicios de Internet, y afirma que este plan pudo haber molestado a Naoyuki Akikusa, un miembro de la junta directiva durante 22 años y considerado por fuentes internas como el ejecutivo más poderoso de la compañía. Nozoe no ofreció pruebas de que Akikusa estuvo detrás de su salida. Akikusa, de 71 años, se jubiló en 2003 tras cinco años como presidente de la junta, pero conserva la principal oficina en la sede de Fujitsu.
Nifty era una pieza clave en la visión de Akikusa como presidente del directorio. La estrategia empresarial de Fujitsu era: "Todo en Internet".
Nozoe buscó comprador para la división. Su responsable, Kazuya Wada, expresó su oposición a la venta a varios ejecutivos de Fujitsu, según fuentes internas. Akikusa le pidió a Nozoe que encontrara otro trabajo para Wada dentro de Fujitsu en caso de que se produjera la venta, dice Nozoe. Wada se jubiló en junio de 2009 y no tuvo otro trabajo en Fujitsu.
Akikusa y Wada declinaron hacer comentarios. La venta de Nifty nunca se produjo y el negocio sigue bajo control de Fujitsu.
El 25 de septiembre, un miembro de la junta directiva convocó a Nozoe a una sala de reuniones sin ventanas. Un antiguo juez que en aquel momento era auditor en Fujitsu, le dijo que la compañía había averiguado que la firma financiera con la que Nozoe había trabajado en el frustrado acuerdo de venta de Nifty tenía vínculos con el crimen organizado.
La alegación pilló a Nozoe por sorpresa. El banquero a quien había consultado era Yoichi Torii, quien había colaborado con Fujitsu en muchos acuerdos durante años. Nozoe lo conoció precisamente en una de esas transacciones. Torii dijo al Journal que, con el paso de los años, llegó a conocer a más de 100 empleados de Fujitsu y que viajó a Italia a una presentación ante inversionistas alrededor de 2002 con el entonces presidente Akikusa.
Torii había trabajado para Credit Suisse First Boston. Para cuando fue contratado como consultor en Nifty, trabajaba en Sandringham Private Value KK, una pequeña firma de inversiones que ayudó a lanzar. El socio de Torii en Sandringham era quien tenía lazos de dudosa reputación, según le dijeron a Nozoe.
Nozoe afirma que durante la reunión del día 25 protestó que no tenía ni idea de esos vínculos dudosos y que nadie le había avisado de nada relacionado con Torii. Además, alega que los directivos de Fujitsu nunca le mostraron ninguna evidencia específica de las conexiones de Sandringham al crimen organizado. Pero creyó en las acusaciones porque la persona que expuso la situación al grupo era un reputado jurista japonés que presidió el juicio del mortífero ataque con gas sarín en el metro de Tokio en 1995, perpetrado por la secta Aum Shinrikyo.
Nozoe dijo que un miembro del directorio presente en la reunión le dijo que necesitaría renunciar inmediatamente ante el riesgo de exponer a Fujitsu a una regla de la Bolsa de Tokio que excluye de las negociaciones a las firmas ligadas a "fuerzas antisociales", expresión generalmente usada para referirse a la yakuza, la mafia japonesa. La empresa dijo que sus acreedores podrían poner objeciones, lo que a la larga podría llevar a Fujitsu a la bancarrota, afirma Nozoe.
Un abogado que representa a Torii y a Sandringham dijo que ni Torii, ni su socio, Koji Fusa, ni la firma tenían relación con el crimen organizado. Añadió que ha enviado una carta a Fujitsu en la que exige una rectificación pública de las acusaciones. Si Fujitsu se niega, el abogado afirma que demandará a la compañía por difamación. Yamada, el portavoz de Fujitsu, dijo que no puede hacer comentarios a menos que el abogado presente la demanda.
Durante los dos meses posteriores a su renuncia, Nozoe dice que aceptó sin rechistar la explicación de su renuncia por "enfermedad", ante el convencimiento de que volvería a la compañía. Pero siguieron retrasando su retorno durante varios meses, según Nozoe. Ejecutivos de la compañía afirman ahora que existía un plan para que Nozoe volviera, pero sus acciones frustraron su vuelta.
Por su parte, Nozoe dice que consultó a Key Hata, un abogado, y le pidió que hiciera su propia investigación de los cargos. Hata dice que no encontró nada que confirmara las acusaciones de la compañía sobre la conexión con el crimen organizado. Cuando Hata escribió al directorio de Fujitsu notificándoles que Nozoe se retractaba de la renuncia y solicitaba una reunión para explicar lo que ocurrió, un abogado de Fujitsu respondió diciendo que los directores estaban demasiado ocupados para reunirse, dice Hata.
Tras aparecer en la prensa la noticia de la curiosa retractación de la renuncia de Nozoe, Fujitsu emitió un comunicado el 6 de marzo en el que cambiaba su explicación pública sobre la repentina salida de Nozoe cinco meses antes. La causa no fue una enfermedad, dijo la compañía, sino que un socio de Nozoe trabajaba en una compañía de "dudosa reputación".
Fujitsu no ha identificado públicamente a la persona, y no ha especificado qué quiere decir con dudosa reputación, indicando solamente que tiene razones para decir que la relación de Nozoe con esa persona era "inapropiada". En respuestas escritas a preguntas del Journal, Fujitsu informó que Nozoe admitió en el encuentro de septiembre que continuó viendo a esa persona incluso después de que le advirtieran que no lo hiciera. Nozoe dijo que nunca le avisaron antes de aquella reunión que no viera a Torii.
Ahora, dice que planea entablar una demanda contra los ejecutivos de Fujitsu que lo forzaron a rescindir al puesto, lo que, según Nozoe, causó una pérdida de US$53,3 millones a la empresa. Antes de hacerlo, dio a la empresa 60 días para que entable ella misma la demanda. Fujitsu confirmó que recibió el pedido de Nozoe, pero no quiso comentar.
El 24 de marzo, Fujitsu dijo que Akikusa dejará de pertenecer a la junta directiva en junio. Junto a él, otros cinco de los nueve miembros de la junta serán reemplazados. Un portavoz de Fujitsu dijo que los cambios no estaban relacionados con la situación de Nozoe.
Finanzas
09 abr 2010 - 5:00 a. m.
En Fujitsu, un escándalo de película
Su ex presidente, Kuniaki Nozoe, acusa a la empresa de mentir sobre su supuesta conexión con la mafia japonesa
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