Con seis años de existencia, la organización Tejido Humano atiende hoy unas 2.600 personas de cinco departamentos del país que son víctimas del conflicto armado, sin distinción del bando del que provengan.
Para el 2012, su meta es cubrir unas 12.000 personas que vuelven de escenarios violentos con el ánimo de rehacer sus vidas, ser productivos y vivir lejos del horror de perseguir o ser perseguidos, explica Alfonso de Angulo, quien está al frente de esta organización desde hace tres años.
La población corresponde a miembros de la fuerza pública con secuelas de discapacidad, jóvenes reinsertados y civiles víctimas de las minas antipersonas.
La labor consiste en que entidades especializadas los acojan y los respalden en planes para la generación de ingresos con la capacitación integral, el montaje de unidades productivas y la educación.
De Angulo reconoce que en el proceso de consolidación de las tareas no ha sido fácil la localización e identificación de la población que se beneficia de sus programas, especialmente en el caso de los ex miembros de la fuerza pública, con el fin de lograr un mayor impacto.
"No obstante lo anterior, y gracias a la creación de la oficina de veteranos adscrita al Ministerio de Defensa, en este momento contamos con mejores herramientas de identificación de ex miembros de la fuerza pública heridos en combate. En el último año hemos empezado a generar una importante dinámica de convocatoria, lo que nos permitirá en el futuro inmediato conocer grupos importantes de beneficiarios en diferentes regiones del país, agilizando de esta manera la replicabilidad de los modelos desarrollados actualmente", explica.
Sobre la población víctima de minas antipersona, Tejido Humano trabaja con el observatorio de minas para lograr la ubicación de civiles afectados por estos artefactos. Así, en el último año, se desarrolló un programa piloto con la Fundación Mi Sangre, del cantante Juanes, el cual identificó a 100 niños y sus familias en tres departamentos, quienes están recibiendo atención integral.
En cuanto a los reinsertados, que estaban en grupos armados ilegales, la coordinación ha sido con la Alta Consejería para la Reintegración. Hoy, muchos se encuentran vinculados a iniciativas productivas colectivas e individuales.
Para que esa estrategia de inclusión sociolaboral sea efectiva, Tejido Humano ha identificado que el acompañamiento psicosocial para los beneficiarios y su grupo familiar es clave.
"Se ha encontrado que es absolutamente indispensable brindar apoyo psicológico a los afectados por las acciones de guerra. Al contactar su entorno familiar debe contar con la misma asistencia, con lo que se facilita el proceso de reintegración socioeconómico", dice Alfonso de Angulo.
A hoy, se tiene el perfil de 2.327 beneficiarios y cerca de 1.200 reciben acompañamiento psicosocial.
Un ingreso para la familia
A nivel nacional, Tejido Humano apoya pequeñas iniciativas con la cooperación de algunas entidades beneficiarias. El año pasado realizó inversiones directas por 1.600 millones de pesos en las unidades productivas. En todos los casos, lo que se pretende es que, como mínimo, las unidades productivas generen un salario y medio mensual de ingreso en promedio para cada una de las familias vinculadas a estas unidades.