Pero ¿qué tan serios habrán sido a la hora de proceder a crear condiciones para que una crisis de esta magnitud no se vuelva a repetir? Por una parte, la posición que asumieron Sarkozy y Merkel de que no firmarían una declaración que no incluyera un compromiso en materia de regulación del sistema financiero (SF) global, sugiere claridad acerca de las causas de la crisis, y de qué depende que se repita o no. Por otra, no es la primera vez que después de una más de las recurrentes crisis financieras (como hace una década a la salida de la crisis asiática) se discute la necesidad de una nueva arquitectura financiera global; ni es tampoco la primera vez en que, como lo muestran los argumentos de Keynes (incluidos los que planteó en la discusión que condujo a Bretton Woods), los políticos escuchan argumentos económicos a favor de (en sus palabras) no hacer depender el empleo y bienestar de decenas de millones de personas de las actividades de casino de agentes financieros. ¿Podrá ese horror de los políticos crear la voluntad política para atacar el problema en sus raíces de manera de darle sentido a nunca de nuevo? Consideraré a continuación dos aspectos: 1. los procesos de globalización y financialización y 2. la prioridad dada a los mecanismos de compensación sobre los de corrección, los cuales sugieren que no podemos ser muy optimistas al respecto. 1. Lo precedente y lo sin precedente. La crisis actual tiene los mismos orígenes y mecanismos de propagación que sus incontables precedentes: explosión del crédito y burbuja inmobiliaria y bursátil con manía de los agentes en los sectores real y financiero; reversión de las expectativas y la percepción de riesgo de los banqueros; deflación de activos o deuda; colapso crediticio; caídas en el consumo y la inversión; propagación internacional a través de contagio real (exportaciones), financiero (integración al mercado internacional de capitales) y macroeconómico (en el sentido macrofinanciero de colapso de los flujos de capital, IED y de portafolio); espiral hacia abajo con retroalimentación real-financiero, oferta-demanda, absorción-empleo; desempleo e informalización/pauperización. Sin embargo, dos factores, la globalización y la financializacion de la economía, la hacen cualitativamente diferente y explican porqué las crisis tienden a ser ahora más frecuentes y más ubicuas. En cuanto a la globalización, se trata del grado de integración de los mercados globales vía flujos a cuyo crecimiento explosivo contribuyó una desregulación que erosionó los mecanismos nacionales de política en lo macro (monetario, cambiario) y financiero. Tres aspectos relacionados con el carácter cabalmente global de esta crisis son de importancia: primero, los mecanismos de propagación vienen transformando la crisis de financiera a real y de real a humanitaria a escala planetaria vertiginosamente, lo cual resalta la importancia de la ampliación convenida de los DEG para rescate de economías en crisis macrofinanciera por parte del FMI; segundo, la forma como economías emergentes, en particular China con su contribución a esos fondos y su preocupación por la estabilidad del dólar como moneda global en la que tiene invertido un monto monumental de recursos, adquieren un papel expresado en que G-7 ya no es suficiente para enfrentar los problemas globales y se requiere G-20; y tercero, la globamericanización, cuyos costos resultan patentes ahora en la forma como el crecimiento explosivo de los títulos/derivados originarios de E.U. transmitió los problemas del mercado hipotecario subprime ocultos por estas innovaciones al SF global, en parte como resultado de la resistencia anglosajona a regular esos segmentos crecientes del SF. A nivel de la discusión que con esta regresión de la globalización emergerá acerca de la orientación de ésta, las mencionadas tensiones entre anglosajones y europeos ponen de manifiesto un problema más general: ¿debe la globalización ser un vehículo de uniformización institucional a la neoliberal angloamericana? o ¿debe la arquitectura institucional global, tan atrasada frente a los vertiginosos procesos económicos de la globalización por problemas de acción colectiva que se traducen en un déficit de bienes públicos globales como la estabilidad financiera y económica, incluir (de acuerdo a la expresión el fin del Consenso de Washington) mecanismos de control democrático de los mercados en bien de esos, acción colectiva y bienes públicos? Acerca de la financialización de la economía, columnas anteriores han destacado la transformación del SF de transferencia de recursos a transferencia de riesgo y el crecimiento exponencial de segmentos no regulados. El desplazamiento de actividad productiva por esta financialización explosiva (manifiesta en niveles aterradores de indicadores como la razón deuda/PIB en E.U. y UK y el volumen del mercado derivados) expresa una asignación de los recursos del ahorro social a actividades de dudosa rentabilidad social por parte de un SF, que como dijo Krugman, le ha fallado a la confianza de la sociedad. 2. Mecanismos de compensación vs. corrección. La tensión en G-20 gasto (E.U., UK) vs. regulación (Europa) reflejó una vieja dicotomía en el análisis económico de las crisis: la de ciclo financiero y de las expectativas vs. corrección de sobreinversión en actividades improductivas. El énfasis de los europeos en la regulación, por oposición al anglosajona en el gasto, manifestó el convencimiento de que si de evitar una repetición de la crisis se trata, debe limitarse la discrecionalidad de los agentes del SF para asignar los recursos a su cargo a sus acrobacias especulativas y de transferencia de riesgo. Frente al discurso neoliberal sobre autoregulación, porque la regulación coarta la iniciativa empresarial, surge la pregunta ¿justifican los beneficios privados que se obtienen en estas actividades la posibilidad de enfrentar costos económicos y sociales de la magnitud de los generados por una espiral de transferencia de riesgo como la conducente a la actual crisis? La prioridad que en G-20 recibieron los mecanismos compensatorios de reactivación sobre los correctivos de regulación no refleja solo la urgencia de evitar una profundización de la crisis. Más allá de declaraciones sobre grupos de estabilidad financiera y supervisión de instituciones financieras lo que se necesitaría a nivel internacional sería regulación sistémica global (la cual requeriría un nivel de coordinación transnacional mucho mayor) que hiciera posible supervisión y regulación prudencial, no solo de SF nacionales, sino de sistemas globales. Pero esto enfrenta enormes obstáculos no solo de carácter técnico (para implementar mecanismos regulatorios a escala transnacional y en segmentos del SF que operan por fuera de mercados institucionalizados), sino también político: de coordinación de la acción colectiva a nivel global en contravía del doctrinarismo de los mercados libres que niega la necesidad de la regulación a pesar de que ella está sólidamente fundada en el análisis económico en términos de las externalidades sistémicas del SF para el funcionamiento económico y carácter de bien público de sus funciones y de su estabilidad. ''No es la primera vez en que los políticos escuchan argumentos económicos a favor de no hacer depender el empleo y bienestarde decenas de millones de personas de las actividades de casinode agentes financieros.RICARDO CHICA. Director Centro de Estudios Asiáticos '' La crisis actual tiene los mismos orígenes y mecanismos de propagación que sus incontables precedentes. '' La tensión en G-20 gasto (E.U., UK) vs. regulación (Europa) reflejó una vieja dicotomía en el análisis económico de las crisis. WILABR
Finanzas
04 may 2009 - 5:00 a. m.
¿G-20: soluciones globales para problemas globales?
Este slogan de Brown en la cumbre de Londres, como el nunca de nuevo de los líderes reunidos allí, expresaron su horror ante los costos económicos y sociales que la actual crisis, y una repetición de ella, pueden llegar a tener. El que se hayan comprometido US$1 trillón (en inglés: $500 billones para incrementar los fondos al FMI, $250 para derechos especiales de giro, y $250 para financiar la reactivación del comercio) muestra la magnitud de estos costos. Según el FMI el solo valor de los salvamentos bancarios alcanzará un costo fiscal de $4.1 trillones (en inglés, $2,7 solo E.U.), y en 2009 tendrán lugar caídas del ingreso mundial del 1,3% y del comercio del 11%, que se traducirán en contracciones de economías exportadoras como Japón y Alemania de alrededor del 6%.
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save_article.message.success_title save_article.message.successsave_article.message.success_updated_title save_article.message.success_updatedHa ocurrido un error al intentar guardar este artículo
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