Yo reuní todo el grupo y les plantee tres opciones: que los grupos que aún no habían encontrado su tesoro lo seguierán buscando con la ayuda de los otros, que termináramos el juego en ese momento y la mitad del grupo se fuera con las manos vacías pero con la tranquilidad de que en unos años, cuando Colombia esté llena de turistas internacionales, un niño holandés descubra el cofre y se riegue la historia que el tesoro de El Dorado es cierto, o como tercera opción, que los que lograron encontrar morrocotas y lingotes los compartan con los que no lo lograron, y todos se lleven la ilusión del niño holandés. El grupo escogió la tercera opción y logramos un gana, gana, gana. Colombia está llena de tesoros ocultos, de potencial de un gana, gana, gana. Cuatro retos que tenemos son el de lograr un trabajo en equipo, romper los miedos que nos atan, desenterrar los tesoros y compartir la riqueza con aquellos que también andan buscando. El trabajo en equipo se ha vuelto un cliché. En las universidades, los estudiantes toman los proyectos y los dividen. La noche antes, se reúnen y pegan todo el trabajo con babas. Uno como profesor nota los cambios de estilo, los cambios en compromiso, en ortografía, en profundidad y en análisis. En las empresas, frecuentemente adoptamos algunos de los malos hábitos adquiridos en la universidad. Tres buenas prácticas ayudan a salirnos de este ciclo vicioso: una reunión de expectativas compartidas antes de comenzar, donde como grupo, definan una visión clara del proyecto, unos objetivos medibles y un decálogo de reglas del juego. Debe existir una multa por incumplimiento de las reglas. Frecuentemente, son pequeños detalles como la impuntualidad que afectan el sentido de compromiso. Una segunda práctica es crear un cronograma y presupuesto claro con contingencias. Y una tercera buena práctica es darse un premio por cumplimiento de la visión y los objetivos. Romper los miedos es un segundo reto. La mejor forma de romper un miedo es actuando hacia aquello que tememos. Un coach o un mentor pueden servir de ayuda. Al liderar un grupo, es clave crear un ambiente adecuado para que esto ocurra. En la medida que la gente empiece a ver victorias tempranas y posibilidades reales de éxito, romperán los miedos y desenterrarán las ganas que se encuentran cubiertas con la costra de los miedos. Desenterrar los tesoros es un tercer reto. Los recursos generalmente están ahí a la mano, o en manos de otros. Al construir puentes, al construir relaciones y confianza entre la gente, frecuentemente uno logra ver cómo gestionar los recursos. Y el cuarto reto y quizás el más difícil es el de compartir los recursos. En mi clase del Cesa pregunté a mis doce estudiantes cuántos pares de zapatos había en los closets de su casa que nadie se había puesto en 6 meses. Sumamos las cifras de cada uno y nos dio 223 pares de zapatos. Un estudiante ha tomado la iniciativa de reunir estos y entregarlos a los necesitados. El regalo más básico es este -regalar lo que nos sobra. Un nivel más avanzado es regalar lo que no nos sobra. La satisfacción de desprendernos de lo nuestro construye una riqueza interna inmensa. Al lograr ese verdadero trabajo en equipo, apalancando las fortalezas de cada uno, al lograr romper los cocos -esos miedos que nos paralizan, al lograr de-senterrar nuestros tesoros y al lograr compartir con los que también están buscando, construiremos una Colombia competitiva, armoniosa, capaz de afrontar cualquier reto. El gana, gana, gana donde gana Colombia, gana la familia, comunidad, organización o empresa de uno y gana uno, se logra cuando se unen las ganas con los recursos. Ese niño holandés lleno de ganas de escarbar y muchos visitantes que ya están viniendo por primera vez a Colombia llenos de ganas de descubrir entenderán por qué este país es el secreto mejor guardado del mundo. Presidente Fundación Yo Creo en Colombia "La mejor forma de romper un miedo es actuando hacia aquello que tememos.
Finanzas
31 may 2006 - 5:00 a. m.
Las ganas y los recursos
Un cliente nos contrató para hacer un taller sobre cómo descubrir las oportunidades. Dividimos el grupo en ocho equipos y a través de unas dinámicas, los condujimos a que desenterraran un coco. Al romper el coco, encontraron un pergamino que los condujo a un punto en la playa. Cuatro de los ocho grupos descubrieron el tesoro -un hermoso baúl de madera lleno de morrocotas y lingotes de oro. Los otros cuatro grupos siguieron escarbando con persistencia; de repente, se soltó un tremendo aguacero.
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