Después del fuerte enfriamiento de la economía colombiana en el 2017, las condiciones están dadas para un repunte.
Ben Ramsey, economista jefe para Colombia, Perú, Ecuador y Venezuela de JP Morgan, señala que la expectativa es que el PIB crezca 3% este año, cálculo hecho incluso antes de la escalada de los precios del petróleo. Sobre este y otros temas, el experto habló con Portafolio.
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En general, la economía global muestra un crecimiento mucho más parejo. ¿Cómo se traduce?
Ese tema lo hemos adoptado desde el año pasado, pues hay un impulso en los países desarrollados y una recuperación en los emergentes que se van dando a la vez. Ha tomado mucho tiempo recuperarse de la crisis de hace diez años, hemos tenido políticas monetarias de estímulo y hay un impulso cíclico en EE.UU por menores regulaciones sumados a la recuperación en Europa y una desaceleración ordenada en China. Eso implica una recuperación importante de la demanda externa para Suramérica, en donde además ya se ve una mejora tras el fin del super ciclo de las materias primas.
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Creemos que la región ya está creciendo a lo que vemos como su potencial, que es 2,4 %, e incluso en nuestras últimas proyecciones ya nos estamos acercando a 3%. Hace cinco años que la región no estaba en su nivel potencial, no es alto pero si no puede crecer más de eso sin generar presiones de capacidad e inflación es porque aún quedan reformas importantes.
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Pero la guerra comercial complica las cosas…
Hay que ver cuál es el objetivo de la administración de Estados Unidos con respecto al déficit comercial, y el impacto de esa guerra potencial en el crecimiento global. Sobre el primer punto, las principales fuentes del desequilibrio son China y Europa, pero Suramérica no es un factor relevante. La región no ha sido parte del problema y no se ven presiones directas en cuanto a los TLC que se han firmado con países miembros de la Alianza del Pacífico, como Colombia. En cuanto al Nafta, si hay la idea de negociar, pero los temores se han mitigado.
¿Y las implicaciones?
Hay varios canales por medio de los cuales se puede afectar la recuperación del crecimiento, como la volatilidad en las tasas de cambio. De todas maneras todos reconocen que más aranceles no benefician a nadie, aún no hemos visto una lista de posibles productos que pudieran verse golpeados, pero la perspectiva es que este no sea el escenario base.
¿Hay más amenazas?
Hay que monitorear el tema de las tasas de interés en EE. UU. y en las economías más importantes. Los intereses han estado bajos por mucho tiempo, y ante la recuperación del mercado laboral y el crecimiento sostenido en Estados Unidos, la Reserva Federal ha empezado un ciclo de alza de tasas que ha sido interiorizado de forma gradual y ordenada por los mercados. Ya lo había advertido, pero con el dinamismo y el impulso fiscal reciente el mercado percibió que los incrementos podrían ser más rápidos.
Además, el impacto de la normalización de la política monetaria también puede afectar la liquidez global que antes iba a financiar el déficit de mercados emergentes, y que ahora debe dirigirse a los desarrollados. Eso causa volatilidad y sigue siendo un tema para analizar porque puede afectar el riesgo país. De hecho, si se materializa la idea de que la FED tiene que hacer más de lo que ha dicho es porque hay señales más altas de inflación y eso eleva la posibilidad de que el ciclo de crecimiento en EE. UU. llegue a su fin, con su correspondiente impacto para la economía global.
Uno de los temas más favorables para Colombia ha sido el aumento en los precios del petróleo. ¿Esos niveles son sostenibles?
Estos niveles pueden sostenerse en lo que queda de este año y comienzos del próximo. Si lo vemos por el lado de la demanda, los pronósticos de crecimiento global no han cambiado y en cuanto a la oferta, hay un balance entre la Opep, la coordinación con Rusia, las políticas hacia el Medio Oriente, riesgos geopolíticos y una caída en la producción de Venezuela, al tiempo que EE. UU. podría producir más con estos precios. En otras palabras, no creemos que va a subir como lo venía haciendo, pero el nivel alcanzado es sostenible.
¿Cómo percibe a la economía colombiana?
Nuestro pronóstico para este año, que es de un crecimiento de 3 por ciento este año, está por encima del consenso y lo tenemos incluso antes del aumento en los precios del petróleo. El 2017 fue un año lento por el ajuste al consumo, causado por el aumento en el IVA y la inflación, así como por una caída en la inversión que se dio desde que empezó la caída en el petróleo. Como el año base es bajo, da la oportunidad de recuperar un nivel más normal de crecimiento.
Hay un sector industrial que ya había hecho su ajuste y está listo para volver a invertir, las exportaciones no tradicionales han vuelto a subir, viene el impulso de las 4G, el peso colombiano es más competitivo y la economía global juega a favor.
¿Qué tanto ruido han generado las elecciones?
Ha habido más incertidumbre de lo esperado, pero al pasar ese proceso esperamos que mejore la confianza de las empresas para ejecutar los planes de inversión. Pero lo que se vio en las legislativas es que los partidos tradicionales siguen teniendo gran peso y son quienes han respaldado una política económica ortodoxa y enfocada en un manejo fiscal responsable, lo que ha ganado credibilidad.
Uno de los temas sobre el que más se ha advertido es el frente fiscal. ¿Qué debe hacerse?
Tras los efectos del choque y con una deuda que pesa más, el desafío de los próximos gobiernos es llegar a los niveles establecidos por la regla fiscal, con todo y que las calificadoras han dado un mensaje claro de que no ven riesgos de que Colombia pierda el grado de inversión.
Para este año, es factible alcanzar el nivel de déficit de 3,1% del PIB por los esfuerzos que se han hecho, los precios del petróleo y la recuperación económica. Pero bajar al 2,2% definido para 2019 sí va a ser un desafío importante, habrá que ver qué establece el Marco Fiscal, pero el mercado quiere ver que el déficit si tiene una tendencia a la baja y que la política fiscal va en esa dirección.
Este año ha sido bueno para la inversión de portafolio. ¿Se va a mantener esa tendencia?
Colombia se ha beneficiado por un consenso sobre recuperación económica,
disminución de la inflación, normalización del choque petrolero, y por la relación con el precio del petróleo en términos de intercambio, además de la liquidez que hay.
No veo en principio que haya un egreso masivo de capitales, pero sí menos entradas al mercado de TES, no solo porque ya todos los temas se han incorporado, sino que hay otros mercados cuyos bonos han ganado relativo atractivo.