Una de las locomotoras que definió el Gobierno para impulsar la economía y alcanzar un crecimiento más alto es la construcción, pero hasta el tercer trimestre de este año aún no levantaba cabeza y de hecho es una de las responsables de que el país avance a un paso más lento del que se preveía.
Además de la falta de suelos y del ciclo que está viviendo la actividad edificadora residencial y no residencial (según Camacol, la primera está en fase ascendente y la segunda en una descendente), existen otros factores que generan ruido a la hora de construir y que tienen que ver con los trámites y permisos.
Desarrollar un proyecto de construcción en Bogotá obliga a gestionar suelo, solicitar las licencias y ejecutar la obra. Esto implica pasar por más de 60 trámites, situación que las retrasa y genera más gastos.
Para Camacol regional Bogotá-Cundinamarca, “hay un bache jurídico en las normas, por lo que urge integrarlas en una legislación única para evitar interpretaciones, pues existen más de 2 mil que dan pie a variedad de lecturas”.
Jorge Luis López, presidente de la compañía Apiros, ha padecido el vía crucis de solicitar los servicios públicos para las obras. El empresario reconoce la labor de las curadurías, pero considera que deben superar algo que en el medio se identifica como “el poder de la ventanilla”, que no es otra cosa que depender de la discrecionalidad del funcionario a la hora de agilizar los trámites.
“Se ha vuelto recurrente la intervención de vecinos que no están de acuerdo con una obra, sin argumentos, con el fin de dilatar los procesos; esto obliga a las curadurías a pasar el concepto a Planeación con las demoras del caso”.
Andrés Arango, presidente de Ospinas & Cía., aún tiene en su memoria la época de ‘torcer el cuello’, es decir, de la incómoda ventanilla en Planeación Distrital, que obligaba a realizar una pirueta con la cabeza para pedir auxilio al funcionario de turno. “La cultura de servicio al cliente era nula y aunque el mal no se ha erradicado del todo, considero que a pesar de las críticas, las curadurías cumplen una función importante”, agrega.
A juicio de los expertos, otros temas son la solicitud de la licencia ambiental, la gestión de servicios públicos para las obras y la falta de suelo.
Situación genera sobrecostos
Con este panorama parece que la época de ‘torcer el cuello’ y el ‘poder de la ventanilla’ vuelven a formar parte del vía crucis al construir, con el agravante -según Camacol- de que los retrasos generan incumplimientos en los cronogramas de construcción, lo que impacta directamente la vivienda con sobrecostos de 0,5 por ciento y graves consecuencias en la oferta social.