El presidente brasileño ha emergido en la región, montado sobre una ola de popularidad y un buen desempeño económico en Brasil y actuando como un contrapeso a la Venezuela de Chávez.
Respaldado por una compañía muy boyante en casa, Lula ha sobresalido como el principal líder a través del espectro ideológico y mediador en Suramérica.
El ascenso de Lula va paralelo a la declinación de la influencia de Estados Unidos, un resultado en parte debido al descenso de Estados Unidos como potencia global y también al enfoque de la Administración Bush en los asuntos del Medio Oriente con prescindencia de otras áreas como la latinoamericana.
Un moderador con una reconocida orientación de izquierda, Lula se ha convertido en el hombre central para mediar en conflictos tales como los de Colombia, Ecuador y Venezuela, y además el conflicto interno en Bolivia.
Lula, quien sobrevivió a algunos escándalos de corrupción internos en su Gobierno, transpira como un líder equilibrado, que prefiere la búsqueda de soluciones en vez de la ideología.
El presidente carioca parece decidido a confirmar el potencial político y económico de Brasil, que lleve al país a ser reconocido como una potencia suramericana líder indiscutible.
Las habilidades de Lula lo han posicionado como un mediador que está siendo puesto a prueba a medida que la región entra a un período de incertidumbre, el prospecto de guerra civil en Bolivia, un nuevo Gobierno de izquierda dirigido por un ex obispo en
Paraguay, alianzas que emergen de Venezuela con Rusia e Irán, y un nuevo presidente norteamericano que será elegido en medio de una crisis financiera que no sabemos qué efecto tendrá sobre toda la región.
Lula, quien empezó un segundo término en 2007, ha aumentado su influencia en tanto que él y el presidente venezolano Hugo Chávez buscan el apoyo de los corazones y mentes de los latinoamericanos. Los tratos de armas venezolanas y las alianzas exteriores de Venezuela han jugado un papel en la decisión brasileña de aumentar su poderío militar.
Los planes de Lula trascienden cualquier competencia con Chávez, cuya nación es mucho menor en tamaño que Brasil.
Lula tiene una relación armoniosa con el presidente Bush y fue un huésped el año pasado en Camp David.
El presidente brasileño se puso al pie de los negociadores norteamericanos en su calidad de líder informal del G-20, bloqueando las negociaciones que incorporan a agricultores de Estados Unidos y Europa que el grupo dice son injustas.
Para los hacedores de políticas norteamericanas, sin embargo, Lula es un bienvenido contrapeso a los ataques de Chávez a los norteamericanos. En Chile, en septiembre pasado, Lula contradijo a Chávez durante la reunión extraordinaria de líderes que trataron de calmar el creciente conflicto en Bolivia.
Además, Lula insistió que la declaración final del grupo omitiera invectiva antiWashington, que no gustó para nada el presidente venezolano ni al de Bolivia, quienes ya habían expulsado a ambos diplomáticos norteamericanos, alegando intromisión norteamericana en asuntos internos de los 2 países.
Finanzas
03 nov 2008 - 5:00 a. m.
Lula en ascenso
Sus habilidades lo han posicionado como un mediador, a prueba a medida que la región entra en incertidumbre.
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