¿Ha tenido una semana tan llena de malos presagios que comienza a preguntarse si está viendo el inicio de una tendencia y espera estar equivocado?
Hace poco tuvimos una de esas semanas, y usted debería sentirse incluido -si es que respalda la actividad de negocios de Estados Unidos. Tres sucesos recientes deberían preocuparlo mucho. Cada uno de ellos sugiere una ola creciente de influenecia sindical y la reducción concomitante de la competitividad estadounidense, justamente cuando nuestro país menos puede darse ese lujo.
Ahora bien, algunas personas podrían estar pensando que "aquí van otra vez, criticando a los trabajadores organizados porque tienen salarios más altos". No tan rápido, por favor. Que quede registrado que somos plenamente partidarios de los salarios competitivos y de que los empleados de bajo nivel jerárquico tengan voz en sus empresas.
A lo que nosotros nos oponemos es a las leyes de trabajo sindical, que tienden a ser rígidas y adversas y que casi siempre inyectan burocracia innecesaria y entorpecedora en las organizaciones.
Las reglas laborales acaban con la productividad. Lo hemos visto suceder en una industria tras otra. Lo anterior nos lleva a los tres sucesos que nos tienen preocupados.
El primero de ellos es el hecho de que el senador Arlen Specter se uniera a las filas del Partido Demócrata. Es cierto que con todas las medidas políticas que tomó a lo largo de las décadas, Specter había demostrado que no era precisamente un republicano totalmente convencido. En el 2003 fue co-autor de la Iniciativa de Ley de Libre Opción del Empleado. Este proyecto de ley facilitaría los esfuerzos sindicales -para ponerlo moderadamente- al eliminar la votación secreta a través de la cual los empleados deciden sobre si quieren sindicalizarse, instalando en su lugar un sistema de votación con tarjeta mucho más público.
La iniciativa de ley murió en el Senado en el 2007, pero este año su resurgimiento tenía cierto impulso. Sin embargo, el pasado mes de marzo, cuando las encuestas de opinión pública mostraban que Specter se encontraba rezagado en las elecciones primarias republicanas del estado de Pennsylvania para el 2010, retiró su apoyo al proyecto de ley, propinando lo que pareció ser la sentencia de muerte a la aprobación de la iniciativa.
¿Quién sabe qué es lo que hará a continuación? Ahora que Specter tiene una nueva afiliación política y que el demócrata Al Franklen probablemente ganará su prolongada lucha contra el republicano Norm Coleman en el conteo de votos de la contienda del pasado mes de noviembre por el escaño en el Senado de Minnesota, los demócratas del Senado podrían tener los 60 votos que necesitan para aprobar sin obstrucción alguna la Iniciativa de Ley Libre Opción del Empleado. Y, dado que el Presidente Obama respaldó entusiastamente el proyecto de ley a lo largo de su campaña, se puede esperar que el mandatario firmará la iniciativa para convertirla en ley expeditamente.
Por lo tanto, bienvenidos los esfuerzos sindicales en todas partes, y no solo en los sectores tradicionales de gente de clase trabajadora, sino también en bancos, empresas aseguradoras y en todas partes del sector servicios. Una vez más se abre la puerta a la posibilidad de que se presente un escenario que enfrente a trabajadores de reacción lenta con administración empresarial dinámica, situación que fue común en Estados Unidos antes de que el comercio mundial entrara en auge, con la excepción de que en la actualidad la competencia mundial es más agresiva que nunca.
El segundo evento preocupante ocurrió en Carolina del Norte el pasado 29 de abril, cuando los accionistas del Banco de América, envalentonados parcialmente por un fuerte sentimiento partidario de los sindicatos, votaron a favor de que el Director Ejecutivo (CEO, por sus siglas en inglés) Ken Lewis dejara de ser presidente de la junta directiva.
¿Qué tiene de malo eso? Nada, en términos de que los accionistas tienen voz y voto. Todos estamos a favor de eso. Sin embargo, después de todo a nosotros no nos gusta o no respaldamos que dos personas se dividan los dos puestos ejecutivos más importantes porque esto propicia la 'compra de decisiones', tendencia disfuncional y desecante de productividad donde los niveles directivos, en la búsqueda de que sus iniciativas sean respaldadas, provocan enfrentamientos entre el CEO y el presidente de la junta directiva.
Asimismo, esta situación también tiende a minar algo que las empresas necesitan desesperadamente en la actualidad: claridad. Cuando hay dos jefes, por lo general se reciben instrucciones encontradas.
Y finalmente está el caso de la industria automotriz, que en esencia el Gobierno propuso entregar a los Trabajadores Sindicalizados Automotrices el pasado 30 de abril, cuando el presidente Obama forzó a Chrysler a que se declarara en bancarrota para obtener protección federal.
Qué irónico. Según los términos del acuerdo multipartidista, el sindicato, que ciertamente desempeñó un papel importante en la caída de Chrysler, tomará propiedad de la mitad de las acciones de interés variable de la empresa. General Motors (GM) parece dirigirse en la misma dirección. Tal como lo publicara Jack en la página de internet de Twitter, "ni siquiera Francia haría esto". Ciertamente no sabemos qué sucedió a puertas cerradas en las negociaciones entre Washington y Detroit.
Sin embargo, la facilidad con la que los grandes acreedores de Chrysler -como JP Morgan Chase- parecieron aceptar un acuerdo que les brindará centavos por dólares hace pensar que el Programa de Asistencia para Activos en Problemas de alguna forma estuvo involucrado. El Gobierno tenía la sartén por el mango, e inclinó la balanza a favor de los sindicatos en lugar de seguir las convenciones de la ley tradicional de bancarrota.
¿Es este alineamiento tan radical del sistema económico bueno para la confianza empresarial y para la formación de capital? Resulta difícil imaginarse que esto salga bien.
Por lo tanto, estamos comenzando a tener miedo. Creemos que Estados Unidos necesita ser más competitivo que nunca para poner fin a esta recesión. Parece que no todo mundo está de acuerdo.
Jack y Suzy Welch son autores del libro 'Winning'. Presente sus preguntas en la forma de en línea en http://welchway.com/Contact-Us.aspx.