El mexicano quiere ser la carta de los países emergentes para presidir el Fondo Monetario Internacional.
Christine Lagarde, ministra francesa de Economía y Agustín Carstens, presidente del Banco Central de México, son hasta ahora los dos candidatos que se han presentado oficialmente para reemplazar a Dominique Strauss Khan, ex director del organismo, quien renunció al cargo luego de ser inculpado de intento de violación en Estados Unidos.
La ministra francesa, presentada como la gran favorita en Europa para asumir el cargo, ya cuenta con fuertes respaldos como el de Alemania, Italia, Reino Unido y su propio país. Carstens, quien fue presidente del Comité de Desarrollo del Fondo, de 2007 a 2009, pretende romper la sucesión de europeos al frente del organismo. EL TIEMPO habló con él.
La ministra francesa de Economía es una fuerte rival, a quien por cierto han dado su espaldarazo varios países, ¿cómo demostrará que usted es mejor candidato?
Tiene que ser un proceso abierto, transparente, basado en méritos. Yo esperaría que se comparen los méritos de los candidatos que se presenten. De hecho muchos de los países no han emitido opinión porque quieren tener la posibilidad de hacer las comparaciones.
Si el proceso realmente es serio y se apega a los méritos, yo creo que tengo los mejores méritos.
¿Qué mensaje le estaría dando el FMI a Latinoamérica en caso de que sea escogida Lagarde?
La ministra, como cualquier otro director gerente del Fondo, tendrá que trabajar para todos los demás miembros de la institución. No pienso que vaya a quedar desatendida la región si ella es elegida.
Sin embargo, Latinoamérica necesita tener una mayor presencia, contamos con una gran experiencia acumulada en todos nuestros avatares económicos de los últimos años. Nos hemos sobrepuesto a muchas situaciones y esas son experiencias que podemos compartir. Nuestro éxito demuestra la capacidad de liderazgo que tenemos.
¿No sería mejor estrategia que los países de economías emergentes se unieran para apoyar un solo candidato?
Eso sería lo ideal. El objetivo de mi candidatura es poner sobre la mesa un nombre y una cara a un posible candidato de los países emergentes.
La coyuntura económica europea señala que existe una urgencia de atender a países de la zona euro en crisis, ¿cuál sería su propuesta para modificar positivamente ese panorama?
El papel del FMI debería ser el de ayudar a los países europeos en crisis a tomar decisiones difíciles, de fondo. Si no se toman esas medidas, no se resolverá el problema.
El Fondo debería trabajar muy de cerca con estos países, tener la sensibilidad de saber cuáles son las limitaciones políticas de cada uno y lograr combinar la mejor solución técnica con la viabilidad política para que salgan adelante.
Al fin del día, la solución de una crisis no va a depender de una persona, va a depender de una institución que pueda trabajar con la Unión Europea para resolver los problemas.
En el caso de América Latina, ¿qué propuestas concretas tiene para la región?
Las economías latinoamericanas, en general, están teniendo un desarrollo macroeconómico favorable. Lo que nos hace falta es terminar de consolidar las instituciones sanas en el manejo de las políticas macroeconómicas y, a partir de ahí, hacer un esfuerzo muy grande para abatir la pobreza, mejorar la distribución del ingreso, desarrollar las capacidades humanas.
Tenemos que partir de la base sólida de una macroeconomía sana la cual es una condición necesaria pero no suficiente para tener un desarrollo económico integral. El gran reto es apoyarnos en lo que hemos logrado para avanzar en otros márgenes muchos más cercanos a la pobreza.
¿Qué acciones rescataría del ex director del FMI?
Logró reposicionar al Fondo en un momento de crisis. Les dio un papel mucho más importante a los países emergentes.
Un columnista en México dice que usted no sólo es buen candidato para el Fondo Monetario Internacional sino que también lo es para la presidencia de su país, ¿lo había analizado antes?
Yo soy técnico, no político.
Natalia Bonnett
Redacción ELTIEMPO.COM