Agradezco la invitación que me ha extendido PORTAFOLIO a compartir con los lectores algunas reflexiones sobre el origen y desarrollo de este diario, que tuve el honor de fundar y de dirigir durante casi 14 de sus 15 años de vida.
A mediados de 1993, por amable invitación de Luis Fernando Santos, me vinculé a Casa Editorial EL TIEMPO (CEET) con el propósito de crear un semanario que informara, analizara y opinara sobre economía con un nuevo lenguaje -claro, sencillo y práctico, pero riguroso- y se convirtiera en el medio líder especializado en economía y negocios de Colombia. A comienzos de la década de los 90 se respiraba en el país un aire de modernización resultado de la Constitución del 91 y de la apertura económica impulsada por el presidente César Gaviria. Y había que aprovechar esos vientos favorables.
Desde su inicio, el 13 de septiembre de 1993, mi compañero de equipo en ese ambicioso proyecto fue Silverio Gómez -el mejor periodista económico del país-. El nombre del periódico salió de una muy buena idea de Enrique Santos Calderón. Su formato tabloide y su color salmón fueron innovaciones locales, que ayudaron mucho a posicionar la marca como algo novedoso. Además, sus artículos breves (pero muy sustanciosos), con diagramación moderna y acompañados con frecuencia de cuadros, infografías, gráficos y fotos, han diferenciado al diario desde el comienzo.
Algunas anécdotas del arranque del proyecto
Las investigaciones de mercado preliminares indicaban que no había mucho interés entre el segmento objetivo (empresarios, ejecutivos, estudiantes de administración y economía o profesionales de otras disciplinas interesados en los negocios) en una publicación de este género. Pero, en lugar de archivar la idea, redoblamos esfuerzos creativos para presentar unos contenidos que resultasen atractivos para el mercado que teníamos en la mira.
Se propuso como fecha original de lanzamiento de PORTAFOLIO el lunes 6 de septiembre. Pero pocos días antes caímos en cuenta de que el domingo 5 la Selección Colombia jugaba un partido crucial con el equipo argentino. Si el combinado nacional ganaba, la euforia del 6 sería tal que opacaría nuestro debut. Y si perdía, la gente iba a estar tan deprimida que no se interesaría por nada ese lunes. Entonces, aplazamos el lanzamiento para el 13, con algo de preocupación, porque me asustaba la superstición acerca de la mala suerte que representaba ese número (pero, desde entonces, gracias al éxito de PORTAFOLIO, el 13 es mi favorito).
La decisión más difícil y más importante de la historia de este innovador producto periodístico fue su conversión a diario (en noviembre de 1997). Silverio y yo queríamos dar ese paso trascendental porque, a pesar de que el semanario tenía gran influencia y muy buenos resultados financieros, éramos conscientes de que la información diaria captura mucho mejor la dinámica macroeconómica y empresarial. Pero la junta directiva de CEET estaba temerosa de aprobar esa iniciativa arriesgada y pidió hacer una planeación muy exhaustiva, que nunca hicimos porque Luis Fernando Santos finalmente nos dio luz verde, lo que nos evitó enredarnos y demorarnos en lo que los gringos llaman la "parálisis del análisis".
Los primeros años como diario fueron duros porque coincidieron con la destorcida de la economía colombiana. La pauta publicitaria se desplomó y, por lo tanto, los resultados financieros del periódico se deterioraron hasta el punto de que varios altos directivos de CEET pidieron que regresáramos a la circulación semanal. Sin embargo, Silverio y yo les hicimos saber, de manera respetuosa, que no estábamos dispuestos a retroceder -tendrían que reemplazarnos- y que, por el contrario, nos comprometíamos con alma, vida y sombrero a superar el desafío. Afortunadamente, nos renovaron el voto de confianza y PORTAFOLIO siguió como diario líder del país económico, arrojando muy buenas utilidades (en varios años la rentabilidad del diario ha sido similar a la de EL TIEMPO, la segunda más alta de todo el abanico de productos y servicios de CEET).
Durante la segunda parte del gobierno Samper viví unos años muy tensos como director del diario. La posición editorial de PORTAFOLIO discrepaba de la de EL TIEMPO porque consideraba que lo más conveniente para el país era la renuncia del presidente por la infiltración de dineros del narcotráfico en su campaña. Esto me generó constantes enfrentamientos con el director de EL TIEMPO, don Hernando Santos. En varias ocasiones me despidió y en otras yo renuncié. Pero siempre, al cabo de unas horas, se enfriaban las pasiones mutuas y yo conservaba intacta mi independencia.
Son muchas cosas más las que quisiera destacar de los primeros años de PORTAFOLIO, pero se me acabó el espacio. Tan solo alcanzo a mencionar innovaciones especiales como los Premios Portafolio, los Perfiles y las Lecciones Empresariales, la creación de PORTAFOLIO Fin de Semana, www.portafolio.com.co, las Brújulas y Vitaminas (convertidas en libros), los múltiples foros, la versión televisiva del diario (en Citytv) y las alianzas con The Wall Street Journal y Harvard Business Review. Todo esto fue posible gracias a un equipo apasionado por su oficio, a personas íntegras y muy profesionales, que hicieron y siguen haciendo posible que PORTAFOLIO, a pesar de su relativamente corta edad, brille con fuerza en el firmamento del periodismo colombiano.
Para bien de sus lectores y de la economía nacional, el diario está ahora en las muy buenas manos de Ricardo Ávila, quien, estoy seguro, seguirá cumpliendo -con el apoyo de los directivos de CEET- la misión definida al fundar PORTAFOLIO: contribuir a la construcción de una nación competitiva, justa y en paz.
Finanzas
12 sept 2008 - 5:00 a. m.
Memorias de un sueño salmón
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