Sichuan, epicentro de la tragedia, es la segunda provincia más poblada de China y una de las más pobres. Su principal exportación es la de trabajadores emigrantes: 11 millones, un 14 por ciento de su población de 87,5 millones de personas.
Suministran gran parte del músculo para la transformación económica del país ya que llenan trabajos en manufactura, construcción y minas de carbón. Ahora son tantos los que necesitan dinero para reconstruir sus hogares que probablemente aumentará el éxodo en busca de trabajo.
Las migraciones masivas son un derivado natural del auge de la nación, evidente en cada festividad del Año Nuevo Chino cuando decenas de millones de trabajadores vuelven a sus casas para celebrar con su familia. Pero esta vez, los que han viajado horas o días en autobuses o trenes desde todo este vasto país regresan para enfrentar las consecuencias de la tragedia.