A pesar de los diferentes obstáculos que enfrenta el sector agropecuario, renacen luces de optimismo y esperanza cuando tenemos la oportunidad de compartir con los jóvenes que serán los empresarios del campo del mañana. Una nueva e importante generación de mujeres y hombres vivaces, apasionados y profesionales que están incursionando en este sector esencial de la economía nacional, rompiendo algunos paradigmas que durante años rigieron la administración de los negocios en el campo.
Son jóvenes talentosos, inquietos y apasionados por la tierra. Muchos de ellos proceden de familias que por tradición han tenido relación con el campo, por lo cual desde pequeños tuvieron la oportunidad de compartir y disfrutar las vivencias con los animales y su medio ambiente. En su mayoría, contaron con el ejemplo de un padre o de un abuelo trabajadores, con un sentido de arraigo hacia el campo y cuyas costumbres los llevaban a pasar largos períodos de tiempo en sus parcelas, a levantarse de madrugada para colaborar en el ordeño, a hacer parte del equipo de trabajadores que día a día lleva las tareas de la finca, a velar por los animales enfermos o a organizar su día de trabajo. Su temprana inmersión a la vida en el campo, además de uno que otro sabio consejo, despertaron en ellos el amor y la pasión por la agricultura, la ganadería o actividades complementarias.
Estos jóvenes llegan hoy al inicio de su ejercicio profesional, con una visión más global del mundo, nuevos conocimientos gerenciales, más enfocados en eficiencia, competitividad, innovación y más conscientes de la necesidad de encontrar un equilibrio entre la actividad comercial y la protección del medio ambiente. Son profesionales que aplican nuevas tecnologías en los aspectos genéticos, agrícolas y medio ambientales, pues tienen claro que para ser empresarios del campo productivos, es fundamental lograr un complemento entre la experiencia y tradición de sus antecesores, y los nuevos conocimientos y tendencias que aprenden en la academia.
La valiosa experiencia del ganadero o agricultor de ayer, que a punta de ensayo y error logró importantes avances en el campo, es hoy enriquecida por las instituciones educativas, el desarrollo tecnológico y las nuevas estrategias de gerencia, que les permiten medir la eficiencia de sus empresa a través de indicadores de gestión a nivel financiero, técnico y comercial y lograr una administración óptima de su recurso humano.
Son jóvenes empresarios integrales, creativos, proactivos. Se asesoran con especialistas, consultan información, asisten a exposiciones y eventos del sector para conocer novedades y están al tanto de los últimos acontecimientos nacionales e internacionales. Son abiertos al mundo y saben cómo sacar el máximo provecho de la globalización y de herramientas como el Internet, que les permiten vencer las barreras geográficas regionales para estar en contacto y realizar importantes negocios con países atraídos por nuestra oferta agropecuaria.
No obstante, son también jóvenes que enfrentarán grandes retos. Por un lado, deberán confrontar la transición generacional. Hijos o familiares de orgullosos empresarios del campo que a punto de tenacidad, instinto y pujanza labraron su tierra y comercializaron sus productos, convirtiéndolos en empresas reconocidas por su trayectoria, y que desean que sus descendientes algún día gerencien sus negocios, pero que en su mayoría encuentran dificultades al momento de delegar, de adaptarse a las nuevas tecnologías o de comprender que hay formas diferentes que les ayudarán a alcanzar mayor optimización y productividad.
Por otro lado, el acceso que esta generación ha tenido a una educación de avanzada, contrasta fuertemente con la escasa preparación con la que cuenta la mano de obra campesina en Colombia.
Como futuros jefes y patrones, tendrán una labor demandante, al adquirir una responsabilidad laboral y social con los habitantes de las zonas rurales en las cuales se encuentran ubicados sus negocios, pues la brecha de oportunidades, formación, equidad y justicia, se hace cada vez más evidente entre las ciudades y el campo.
Así mismo, serán profesionales agropecuarios que tendrán que esforzarse aún más, para garantizar que el campo continúe siendo una despensa alimentaria vital para los habitantes del mundo.
Factores como las epidemias, el crecimiento demográfico, el cambio climático las crisis económicas, entre otros, demandarán que estos empresarios del futuro, pongan a prueba sus conocimientos para convertirlos en experiencia y en resultados tangibles.
Ante estos grandes desafíos, los líderes de hoy, el Gobierno y la sociedad en general, tenemos una gran responsabilidad, pues es nuestro deber, procurar que el ahínco, las ganas y el vínculo que esta nueva generación siente hacia el sector rural no se vea obstaculizado por los grandes desafíos que deben enfrentar.
Los jóvenes siempre tienen el deber y el derecho de nutrirse con nuestra experiencia, para ser personas y profesionales en versiones mejoradas de lo que somos o fuimos sus antecesores.
Extendámosle la mano para que así sea. Nuestro futuro y el del campo, estará en sus manos.
Finanzas
19 nov 2008 - 5:00 a. m.
Las nuevas generaciones garantes del futuro del campo
Las nuevas generaciones garantes del futuro del campo
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